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CRÍTICA: CRÍTICA: TÉCNICAS NARRATIVAS DEL JARDIN UMBRÍO, DE RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN


por Justo S. Alarcón

CAPÍTULO V

LA VISIÓN ESPACIAL


Vamos a señalar y a estudiar aquí una técnica que, por tratarse de una conjugación de movimiento, de escenografía y de espacio, la denominamos "visión espacial". Son muchas las ramificaciones y las tangentes que de aquí se derivan o que hacen parte de esta técnica, pues se relaciona con el movimiento y con la técnica de los interiores y de los exteriores, considerados estos como escenarios en donde actúan los personajes. Si a la Naturaleza le aplicamos la lente de la cámara o el ojo del narrador para obtener un enfoque total y estático, el resultado sería lo equivalente a la "visión estelar" o de conjunto espacial vertical. Si la cámara se vuelve a los interiores, tendríamos el estudio pictórico de las dimensiones geométricas, sobre todo de la profundidad espacial. Si se confiere movimiento al ojo o a la cámara, obtendríamos el escenario múltiple, en sucesión o simultáneo. Y si el ojo del narrador-personaje se hace centro de referencia en relación al espacio, resultaría una correlación de tipo espacial-psicológica. Se pueden resumir estas ramificaciones bajo tres divisiones o apartados: 1) El estudio de los interiores, 2) el de los exteriores 3) y el de ambos en relación mutua.

Aunque dividimos el trabajo en tres secciones, se trata nada menos que de poder ver de un golpe la totalidad espacial, es decir, el tener el atributo de la omnipresencia o de la omnividencia. En La lámpara maravillosa el autor nos ilustra la esencia de esta visión espacial total por medio de una comparación con la visión del "águila de ojos soberanos":

El águila, cuando vuela muy alto, parece tener las alas quietas, y todas las cosas que pasaron y son recordadas quedan inmóviles en nosotros, creando la unidad de conciencia. (Obras completas. II, 599)

El mismo Valle-Inclán en La lámpara maravillosa nos describe esta técnica a través de una experiencia que él tuvo durante un viaje con un criado suyo por tierras de Salnés:

Nos quedaban tres leguas de andadura, y para atajar llevábamos los caballos por un desfiladero de ovejas. Mirando hacia abajo se descubrían tierras labradas con una geometría ingenua, y prados cristalinos entre mimbrales. El campo tenía una gracia inocente bajo la lluvia. Los senderos de color barcino ondulaban cortando el verde de los herberos y la geometría de las siembras. Cuando el sol rasgaba la boira, el campo se entonaba de oro con la emoción de una antigua pintura.... Pero nada me llenó de gozo como el ondular de los caminos a través de los herbales y las tierras labradas. Yo los reconocía de pronto con una sacudida. Reconocía las encrucijadas abiertas en medio del campo, los vados de los arroyos, las sombras de los cercados. Aquel aprendizaje de las veredas diluido por mis pasos en tantos años, se me revelaban en una cifra, consumado en el regazo de los valles, cristalino por el sol, intenso por la altura, sagrado como un número pitagórico. Fui feliz bajo el éxtasis de la suma. (Obras completas. II, 561-562)

Este sería el desiderátum: el hacerse cumbre, cenit, centro, para poder ver el espacio total de un golpe, como lo hace también el águila. Pero ni el espacio total, ni la instantaneidad pueden realizarse, sobre todo en el arte literario, por no ser visual y por proceder por etapas. Valle-Inclán también nos lo dice:

Son las artes de los ojos de un conocimiento fácil y placentero, y las literarias arcanas por demás... dan la sensación de no haberse definido aún, y de luchar por ser. Aparecen como largos caminos por donde las almas van en exploración. (Obras completas. II, 579)

Por consiguiente, hay que establecer un compromiso: tratar de llegar a ese fin, usando para ello del movimiento y, con él, la secuencia en planos sucesivos.

El proceso para obtener este resultado se alcanza, real y figurativamente, si consideramos al "ojo" del narrador y a la lente de la cámara como los instrumentos visuales y sintetizadores del espacio. El ojo del narrador-testigo que capta el espacio, sea en sí sea en correlación al estado psicológico de los personajes en acción, y la lente de la cámara que capta el espacio visual y objetivo.

Aunque tratamos de distinguir entre el instrumento-ojo y el instrumento-lente para desasociar el aspecto objetivo del espacio, esta separación, sin embargo, no existe cuando este espacio trasciende al nivel de las ideas estéticas del autor. Y esto por el simple hecho de que la visión total espacial que tratamos de exponer está relacionada al panteísmo estético-místico de su poética La lámpara maravillosa, en donde el "ojo" del narrador-testigo, no sólo quiere abarcar la visión total espacial, sino que anhela hacerse centro y convertirse en un todo con el espacio total. Por eso se observa en algunas de las narraciones del autor la necesidad de una correlación integral entre lo físico?espacial de los afueras y la conciencia psíquica y subjetiva de los personajes, incluyendo al autor como narrador-testigo. Por tanto, usamos como ilustración la lente de la cámara, para el primer caso, y el "ojo" del narrador, para el segundo.

Como se había indicado anteriormente, consideraremos en nuestro análisis tres aspectos de la visión espacial: la visión de los interiores, la visión de los exteriores, y ambas en relación mutua. Los cuentos que sobresalen por el estudio de los interiores son "El miedo", "Beatriz", "El rey de la máscara", "Mi hermana Antonia", "Del misterio", "Rosarito" y, en parte, "Comedia de ensueño". Las características comunes, desde el punto de vista que nos ocupa, son la descripción meticulosa de todos los enseres del lugar habitado, que se hacen extremadamente visuales, en especial a causa del colorido y de la iluminación-sombra; los escenarios en sucesión o simultáneos, cambiando la cámara de lugar en lugar o quedándose quieta, pero enfocando diversos lugares en donde ocurren al mismo tiempo escenas diversas. El caso típico sería la doble escena simultánea de "Del misterio", en donde el autor, por medio del Yo-niño, nos muestra en una esquina de la sala el sudario del muerto, mientras al fondo la vieja doña Soledad Amarante está evocando al asesino que corre escapándose de la cárcel:

Hubo un largo silencio. Yo temblaba en el regazo de mi madre, con los ojos asustados puestos en Doña Soledad. La sala estaba casi a oscuras.... Doña Soledad se levantó del sofá y andando sin ruido la vimos alejarse hacia el fondo de la sala, donde su sombra casi se desvaneció. Advertíase apenas la figura negra y la blancura de las manos inmóviles, en alto. A poco, comenzó a gemir débilmente, como si soñase. Yo, lleno de terror, lloraba quedo.

Una puerta batió lejos. Todos sentimos que alguien entraba en la sala. Mis cabellos se erizaron. Un aliento frío me rozó la frente, y los brazos invisibles de un fantasma quisieron arrebatarme del regazo de mi madre. Me incorporé asustado, sin poder gritar, y en el fondo nebuloso de un espejo vi los ojos de la muerte y surgir poco a poco la mate lividez del rostro, y la figura con sudario y un puñal en la garganta sangrienta. Mi madre, asustada viéndome temblar, me estrechaba contra su pecho. Yo le mostré el espejo, pero ella no vio nada. Doña Soledad dejó caer los brazos, hasta entonces inmóviles en alto, y desde el otro extremo de la sala, saliendo de las tinieblas como de un sueño, vino hacia nosotros. (Obras completas. I, 1284-85)

Estos dos párrafos forman parte de un todo escénico que solamente la pupila del niño-autor, o público a distancia, podrían captar visualmente. Hay cuatro puntos de referencia espacial: el niño-madre, doña Soledad, la puerta de entrada y el espejo. No se trata solamente de un estudio pictórico, de espacio geométrico, sino que se incluye también lo cinematográfico del movimiento. Pues de una posición estática y original de un grupo en donde los individuos están situados cercanamente los unos a los otros, se va pasando, por medio del movimiento y acumulativamente, a otra posición fragmentada y espacialmente más distanciada que la original, para volver al lugar original de acercamiento espacial.

En la primera parte del cuento, el ojo del narrador se ocupa casi exclusivamente de la relación madre?hijo. La lente de la cámara, o la luz de la escena, cambia y va a enfocar el fondo de la sala a donde se dirige doña Soledad. Ella se hace ahora el único centro de atracción, y madre e hijo quedan a la expectativa. La vieja ve correr al asesino que se escapa. Pero la escena vuelve a cambiar repentinamente, pues al mismo tiempo que esto ocurre, la muerte entra por una puerta y el niño ve al fantasma del muerto en un espejo situado en otro lugar. La atención de todos se concentra ahora en la visión del niño. En un breve instante madre e hijo parecen no tener relación y contacto directo, porque la madre no puede ver lo que el hijo ve en el espejo, centro de referencia espacial. Además, el centro de atracción, que antes había sido la vieja, pasa ahora al niño, como también la visión directa de espacio lejano que doña Soledad tiene de un ausente-vivo —el padre— se pasa a la visión mediata, por parte del niño, de un ausente-muerto —el carcelero.

Otro procedimiento técnico en el estudio del espacio, de que usa Valle-Inclán en este cuento, es el del espejo, y que, como técnica óptica, tiene relación con la cinematografía. Su empleo ofrece varias posibilidades. Una de ellas es la espacial. Habíamos dicho que, al fin del cuento, el centro de atención pasa de la vieja al niño, y esto por medio del uso del espejo en donde se aparece el rostro del muerto que sólo el niño puede ver. Pero, desde el punto de vista de su función espacial, el espejo está situado en otro lugar, distante del que ocupa doña Soledad. Con esto, y con el nuevo centro de referencia, la sala parece hacerse más grande y convertirse en un escenario en donde ocurren diversos incidentes en momentos diferentes, como al principio del cuento, o al mismo tiempo, como al fin del mismo. La función espacial del espejo no solamente se nota por su colocación distante del punto en que se halla la vieja sibila, sino también porque se destaca contra el fondo de la puerta que "batió lejos", y que todos sintieron "que alguien entraba en la sala": el fantasma o alma del muerto que se irá hacia el otro extremo para visualizarse en el espejo.

Además de la bifurcación personal y espacial, de vieja-niño y de vieja-espejo, en la sala se puede observar también esta bifurcación si, por extensión, consideramos los ojos (de "color maléfico de las turquesas") de doña Soledad como espejos. Así como el muchacho ve en el espejo "la mate lividez del rostro" del carcelero asesinado, la vieja, en el cristal de sus ojos, ve en la distancia espacial objetos espaciales (hombre, río), mientras que el niño, en el cristal del espejo, ve hacerse espacio o concretarse un espíritu.

Uniéndolo al estudio del espacio y al de la psicología de los personajes, sobre todo del niño, podemos añadir otro elemento, aunque sea someramente. No hay que olvidar que toda esta impresión que recibimos de doña Soledad es la que han visto los ojos del niño, llenos de terror, pues "yo me limpiaba las lágrimas para seguir viendo en la sombra la figura de doña Soledad", y cuando vuelve del fondo de la sala, la ve salir "de las tinieblas como de un sueño". Los términos se han trocado. Se nos decía que "su sombra" se desvanecía al alejarse y ahora trata de ver en la sombra "su figura". Hay una especie de fusión de una sombra espacial y una sombra ambiental. También se nos decía que doña Soledad "gemía, como si soñase", y, ahora, se añade que salió de "las tinieblas como de un sueño".

Podemos notar la trasposición personal y funcional. En el primer caso ella era la que gemía, como si estuviera soñando, y, en el segundo caso, el niño es el que la ve salir del fondo de la sala, como si fuera un sueño que él acabara de tener. O sea, desde el punto de vista psicológico, lo que la anciana hace no es lo más importante, sino el efecto e impacto que causa en la psicología infantil del niño, predispuesto para las cosas del misterio. Y, desde el punto de vista espacial, lo que importa más es la función de las "sombras" y de las "figuras" para concretar y difuminar el espacio. O sea, valiéndose de la psicología, ofrece el autor otra forma u otra técnica para ver el espacio.

En el estudio del espacio, en "Del misterio", se observan por tanto los siguientes planos, de acuerdo al ensanchamiento geométrico llevado a cabo por el movimiento: en un primer momento los personajes se encuentran en un punto. Con la separación e ida de la vieja doña Soledad "al fondo de la sala" se añade otro punto de referencia espacial. El tercer plano se establece cuando, "a lo lejos", batió una puerta por donde entró el fantasma o alma del muerto. El espacio se ensancha aún más, creando así el cuarto plano o dimensión espacial cuando "en el fondo del espejo", situado en otro lugar, se cristaliza la figura del fantasma. O sea, que se crean sucesivamente cuatro dimensiones espaciales: el "fondo" de la sala, la puerta, el espejo y el centro espacial en donde se encuentra el narrador. Pero este espacio pluridimensional vuelve a su estado primigenio unidimensional cuando la vieja "vino" hacia el centro de la sala, la puerta se cerró, y la imagen de la muerte se desvaneció del espejo. En otros términos, observamos la técnica circular del autor, expuesta en La lámpara maravillosa aplicada aquí al estudio del espacio. De un modo ilustrativo se trataría de inflar progresivamente un balón para desinflarlo otra vez, después de haber visto su totalidad espacial. Esta técnica valleinclaniana nos recuerda la técnica de Velázquez en su cuadro "Las Meninas".

Es necesario añadir, para clarificar la técnica de la "visión estelar" o total, expuesta al comienzo del trabajo, que la visión total del espacio no se logra solamente por medio de una visión "estelar", como la de un águila desde una cumbre, que sería el desiderátum, sino que se puede obtener también en un lugar reducido, como en el caso presente de los interiores, con tal de que el resultado final sea la visión total. Es decir, la "visión estelar" es un modo particular de ser de la visión total del espacio.

Pasando ahora al segundo aspecto de esta técnica podríamos considerar como ejemplos de exteriores a "Tragedia de ensueño", "Un cabecilla", "La misa de San Electus", "A media noche", "Mi bisabuelo", "Milón de la Arnoya" y "Un ejemplo". Así como en el estudio espacial de los interiores se nota una relación entre decoro minucioso, colorido e iluminación, de un lado, y tema y ambientación psicológica de los personajes, de otro, también en varios casos se encuentra aquí una relación de decoro exterior, como escenario, al drama de los personajes y a la temática del cuento. "Mi bisabuelo" nos parece un caso en que todos estos aspectos se conjugan admirablemente. La Naturaleza, como escenario del personaje-pueblo, ofrece la correlación temática del mundo preindustrial y agrícola en que loscampesinos presentan su querella al mayorazgo don Manuel Bermúdez contra la burguesía que los amenaza en la persona del escribano Malvido. La cámara fotográfica nos presenta enfoques sucesivos de los diversos grupos de gente colocados en lugares montañosos espaciados. En lugar de los muebles, como en los casos anteriores, la lente nos muestra los picos, las palas, las piedras, las carrascas y las colinas:

Todos se apartaron, y el ciego labrador quedó en medio del camino con la cabeza descubierta, la calva dorada bajo el sol poniente.... Don Manuel Bermúdez, amparado en una sombra del camino, silencioso y adusto, oía las querellas de Serenín de Bretal.

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Las mujeres que portaban las haces de carrascas, juntas con otras que volvían de los mercados, formaban corro en torno del labrador, y a lo lejos una cuadrilla de cavadores escuchaba en la linde de la heredad descansando sobre las azadas.

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Una vieja que venía hacia el camino atravesando los maizales, respondió con otras voces.... Agueda la del Monte se había sentado en una piedra del camino.

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Por lo alto de la cuesta, trotando sobre un asno, asomaba un jinete, todos reconocieron al escribano Malvido. El escribano, mirando tanta gente en el camino, iba a torcer por un atajo, pero mi bisabuelo parece ser que lo llamó con grandes voces.... Se acercó trotando. Mi bisabuelo, muy despacio, echóse la escopeta a la cara.... Y de un tiro le dobló en tierra con la cabeza ensangrentada. Águeda la del Monte se arrodilló con los brazos abiertos al pie de mi bisabuelo, que pasó su mano blanca sobre la cabeza de la centenaria. (Obras completas. I, 1291-93)

Desde el punto de vista del ambiente espacial, por lo que se refiere al dramatismo escénico, aquí se observa algo parecido a "Mi hermana Antonia" y "Del misterio". Pero la diferencia es que ahora la escena se lleva a cabo al aire libre y los enseres ya no son muebles, sino herramientas y productos de la tierra. Por otra parte, la cámara cinematográfica gira movimentada, pues el escenario es de mayores proporciones, los puntos de referencia son más numerosos y el espacio más amplio. Como se ha dicho, la situación dramática es muy parecida a la de "Del misterio", excepto que ahora hay personajes corales, la escena toma lugar en plena naturaleza y la cámara fotográfica desempeña una función más apropiada que la del simple ojo narrador, porque se trata de captar el movimiento de los personajes en planos espaciales superpuestos.

Se pueden destacar dos encuadres: los de colocación espacial, o espacio estático, y los de movimiento en el espacio. En cuanto al primero se puede observar que, en planos sucesivos, los dos personajes principales se encuentran "solos", el ciego en "el sol" y el mayorazgo en "la sombra". Los demás se colocan en grupos: las mujeres "en corro", los cavadores "en la linde del campo", la centenaria Águeda "en los maizales" y el escribano Malvido a lo lejos, "en el camino". Es decir, las líneas geométricas espaciales apuntan a todos lados, ensanchando de este modo el escenario espacial. En cuanto al segundo caso, es decir, al movimiento espacial o cambio de escenario de los cinco planos, se indican por medio de vocablos o expresiones como "se apartaron", "formaban corro", "venía" y "se acercó trotando", que corresponden a las tres posiciones de los planos espaciales estáticos antes indicados.

La tercera etapa en la discusión de esta técnica de la visión espacial es la de la correlación entre los interiores y exteriores, aunque estos son cuantitativamente más reducidos. Al hablar de "correlación entre interiores y exteriores" queremos decir que existe una correspondencia estrecha entre el espacio externo y el espacio habitado, el escenario de los afueras y el escenario de los adentros, el ambiente o atmósfera de la naturaleza y el ambiente psicológico de los personajes que habitan los adentros. En términos visuales o físicos esta correlación, entre los interiores y los exteriores, se alcanza por medio de una "puerta" o una "ventana", como en "Rosarito" y en "Beatriz", respectivamente. En términos psíquicos, en las tres narraciones "Beatriz", "Mi hermana Antonia" y "Rosarito", el decoro exterior (el jardín, el agua, la lluvia, la noche, la luna) evoca y ejerce una influencia decisiva y establece una correlación de tipo psicológico y supersticioso con la temática y la ambientación psicológica de los personajes. Así los jardines en "Beatriz" y "Rosarito" y la lluvia en "Mi hermana Antonia".

En "Beatriz", las estatuas mutiladas y el agua estancada de las fuentes pronostican la mutilación físico-moral de la heroína y el embrujo de que será objeto:

Cercaba el palacio un jardín señorial, lleno de noble recogimiento. Entre mirtos seculares, blanqueaban estatuas de dioses. (Pobres estatuas mutiladas! Los cedros y los laureles cimbreaban con augusta melancolía sobre las fuentes abandonadas. Algún tritón, cubierto de hojas, borboteaba a intervalos su risa quimérica, y el agua temblaba en la sombra, con latido de vida misteriosa y encantada.

.......................................................

La Condesa casi nunca salía del palacio. Contemplaba el jardín desde el balcón plateresco de su alcoba.... Vivía como una priora noble retirada en las estancias tristes y silenciosas de su palacio. (Obras completas. I, 1247-48)

El primer párrafo, como en otros cuentos de Valle-Inclán, sirve de introducción al relato y, aunque se trate de un encuadre o escenario de los afueras, se emplea para evocar y sugerir la atmósfera en que se va a desarrollar la acción de los personajes que están dentro. El sujeto principal es el "jardín", y los sujetos parciales son los "mirtos", "estatuas", "cedros y laureles", "fuentes", "algún tritón" y el "agua", todos componentes del jardín como fondo que rodea al palacio, que es el lugar donde se desarrolla el drama humano. Existe una estrecha correlación entre el jardín, el palacio y los personajes, correlación que se puede hacer visual admirablemente por medio de la cámara cinematográfica.

Los verbos de este pasaje implican un movimiento lento, ofreciendo una gradación que va de lo objetivo —naturaleza-espacio— a los subjetivo —simbología-psicología— ayudándonos a crear un ambiente de sugestiones. Este mismo efecto evocador se agranda teniendo en cuenta los adjetivos "señorial", "noble", "seculares", "augusta", "abandonadas", "quimérica", "misteriosa y encantada". Vemos otra gradación de intensidad hacia lo psicológico. Se trata de un espacio escénico de nobleza, aunque decrépito, pero a propósito para el conjuro y el misterio. Nos coloca también en un pasado lejano ("estatuas de dioses", "balcón plateresco"), pero unido al presente, porque la acción va a tener lugar ahí, además de que lo único que le falta al párrafo, y parece que lo está exigiendo, es la fórmula de encabezamiento: "Recuerdo que..., cercaba el palacio un jardín...", como acostumbraba a hacerlo en otros cuentos en primera persona.

Unido y relacionado al motivo de la fuente, el pasaje antes citado está lleno de sugerencias y encierra sintéticamente la semilla del cuento. Se nos da el ambiente físico del palacio, el del jardín y su vegetación, pero también se nos sugiere la atmósfera de una "visión misteriosa y encantada", que corresponderá a la tragedia espiritual y psicológica de la heroína, lo mismo que al proceso de desencantamiento de la misma por medio de la Saludadora.

Aunque la cámara solamente puede darnos una visión física de un palacio-jardín en ruinas, sin embargo este mismo estado de decrepitud física sugiere el misterio y encantamiento supersticiosos. O sea, se establece una correlación de exteriores espaciales e interiores simbólico-psicológicos.

Trataremos de resumir ahora algunas de las ideas esparcidas en este trabajo sobre la visión espacial total. Usando como soporte para nuestro análisis de dicha visión La lámpara maravillosa, hemos dividido este ensayo en tres partes: los enfoques espaciales de los interiores, el de los exteriores y el de ambos en correlación. Corresponden al primer enfoque los enseres del escenario interior, la disposición geométrica de las habitaciones y su ensanchamiento espacial. Al hablar de los exteriores, hemos considerado los enseres dispuestos por la Naturaleza y la visión total y "estelar" de la misma. Y, como tercer enfoque, se consideró la correspondencia entre las sugerencias y evocaciones del espacio-escenario exterior con el estado anímico de los personajes y las decoraciones de los interiores.

Si consideráramos solamente la visión del espacio se podría decir que hay dos formas: una visión vertical, de arriba a abajo o visión "estelar", al modo del águila, y otra visión horizontal o visión total "geométrica", al modo humano. Ambas visiones tienden a un resultado final común: el encuadre total y cíclico del espacio, cuyo centro de referencia es el sujeto vidente. Esta concepción del espacio está integralmente relacionada a la del tiempo circular, pues, en palabras de Valle-Inclán, "las nociones de lugar y tiempo se corresponden como valores del quietismo estético".

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