LA PLAYA
Era por mayo en flor
-cuando la flora sonríe al sol-
repartiendo
polen entre los arbustos
y
ofrendando a la humanidad frutos.
Por mayo florido era
-cuando el mar abre su vientre-
arrojando
generoso y sonriente
su
cornucopia a la estéril arena.
Dos edénicos enamorados
-cuando apenas despertaba el sol-
se
paseaban de frente a la brisa
con
sus frescos cuerpos a la deriva.
Con los pies en el agua
salada
-cuando el sol ardía en su cenit-
agachados
sobre las caprichosas rocas
entresacaban
mejillones y conchas.
Sentados sobre la cálida
arena
-cuando el sol se retiraba apenas-
volaban
hacia la vespertina estrella
guiados
por la luna pálida y llena.
Acostados sobre la arena
tibia
-cuando el sol plenamente dormía-
bajo
la pudorosa y sonrojada luna
al
rítmico vaivén de las olas
los dos enamorados yacían.