EN EL PARQUE
En el momento de recreo
por el parque San Lázaro
correteaba yo libre.
Tendría siete años.
Giraba yo veloz
a la fuente del agua
con el carricoche
de Rosario, mi hermana.
Me encontraba preso
en la libertad del torbellino.
Círculos concéntricos
dibujaba el carrito.
Aleteando los párpados,
por fin, mi hermanita,
en el círculo del sueño,
se quedó dormida.
A mi hermanita dormida
la dejé con mis padres
que estaban prendidos
a un banco del parque.
Mis amigos y yo
sentados en el suelo
crucigramas hacíamos
ensuciándonos los dedos.
Trazábamos el
camino que dibujaban
las carpitas doradas
que se hallaban encerradas
en el círculo del agua.
Señalábamos la nuestra
con la punta del encantado dedo.
"Allí voy yo", decíamos,
y girábamos en el ensueño.
Años más
tarde...
un fraile, de vestimenta parda,
observaba.
Un ave, con su burdo pico,
a la carpita
picaba.
En el claustro circular
una fuente de agua
estancada.
Meditaba yo obseso
en el vacío
de la nada.