Muy de mañanita,
saliera mi amigo
por aquel camino.
Por aquel camino,
salió de mañana
para aquella gándara.
Por aquella gándara,
aves a buscar
y oír como cantan.
Al oír corno cantan,
quedóse arrobado,
no quiere matarlas.
No quiere matarlas,
le hacen recordar
que yo lo quería.
Que yo lo quería,
mucho le dolía
porque no me veía (1).
Porque no me veía,
con mis añoranzas
se puso a llorar.
Se puso a llorar
y fue tan sentido
el llanto vertido,
que el llanto vertido,
al oírlo las aves,
no quieren cantar.
No quieren cantar.
¡Las enamoradas
quisieran llorar!
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