Premio
Punto de
Excelencia

 

Nº 2. Abril 2004/Revista Electrónica Cuatrimestral.

Mariana Pineda. 1925

Romance popular en tres estampas

III-VIII

<<anterior

Escena VIII

Se sienta en el banco en actitud amorosa, vuelta al sitio donde tienen que entrar. Aparece la madre Carmen. Y Mariana, no pudiendo resistir, se vuelve. En el silencio de la escena, entra Fernando, pálido. Mariana queda estupefacta.

Mariana: (Desesperada, como no queriéndolo creer.)
¡No!

Fernando: (Triste.)
¡Mariana! ¿No quieres
que hable contigo? ¡Dime!

Mariana:
¡Pedro! ¿Dónde está Pedro?
¡Dejadlo entrar, por Dios!
¡Está abajo, en la puerta!
¡Tiene que estar! ¡Que suba!
Tú viniste con él,
¿verdad? Tú eres muy bueno.
Él vendrá muy cansado, pero entrará en seguida.

Fernando:
Vengo solo, Mariana. ¿Qué sé yo de don Pedro?

Mariana:
¡Todos deben saber, pero ninguno sabe!
Entonces, ¿cuándo viene para salvar mi vida?
¿Cuándo viene a morir, si la muerte me acecha?
¿Vendrá? Dime, Fernando. ¡Aún es hora!

Fernando: (Enérgico y desesperado, al ver la actitud de Mariana.)
Don Pedro
no vendrá, porque nunca te quiso, Marianita.
Ya estará en Inglaterra, con otros liberales.
Te abandonaron todos tus antiguos amigos.
Solamente mi joven corazón te acompaña.
¡Mariana! ¡Aprende y mira cómo te estoy queriendo!

Mariana: (Exaltada.)
¿Por qué me lo dijiste? Yo bien que lo sabía;
pero nunca lo quise decir a mi esperanza.
Ahora ya no me importa. Mi esperanza lo ha oído
y se ha muerto mirando los ojos de mi Pedro.
Yo bordé la bandera por él. Yo he conspirado
para vivir y amar su pensamiento propio.
Más que a mis propios hijos y a mí misma le quise.
¿Amas la Libertad más que a tu Marianita?
¡Pues yo seré la misma Libertad que tú adoras!

Fernando:
¡Se que vas a morir! Dentro de unos instantes
vendrán por ti, Mariana. ¡Sálvate y di los nombres!
¡Por tus hijos! ¡Por mí, que te ofrezco la vida!

Mariana:
No quiero que mis hijos me desprecien! ¡Mis hijos
tendrán un nombre claro como la luna llena!
¡Mis hijos llevarán resplandor en el rostro,
que no podrán borrar los años ni los aires!
Si delato, por todas las calles de Granada
este nombre sería pronunciado con miedo.

Fernando: (Dramático y desesperado.)
¡No puede ser! ¡No quiero que esto pase! ¡No quiero!
¡Tú tienes que vivir! ¡Mariana, por mi amor!

Mariana: (Loca y delirante, en un estado agudo de pasión y angustia.)
¿Y qué es amor, Fernando? ¡Yo no sé qué es amor!

Fernando: (Cerca.)
¡Pero nadie te quiso como yo, Marianita!

Mariana: (Reaccionando.)
¡A ti debí quererte más que a nadie en el mundo,
si el corazón no fuera nuestro gran enemigo!
Corazón, ¿por qué mandas en mí si yo no quiero?

Fernando: (Se arrodilla y ella le coge la cabeza sobre el pecho.)
¡Ay, te abandonan todos! ¡Habla, quiéreme y vive!

Mariana: (Rodeándolo.)
¡Ya estoy muerta, Fernando! Tus palabras me llegan
a través del gran río del mundo que abandono.
Ya soy como la estrella sobre el agua profunda,
última débil brisa que se pierde en los álamos.
(Por el fondo pasa una monja, con las manos cruzadas, que mira llena de zozobra al grupo.)

Fernando:
¡No sé qué hacer! ¡Qué angustia! ¡Ya vendrán a buscarte!
¡Quién pudiera morir para que tú vivieras!

Mariana:
¡Morir! ¡Qué largo sueño sin ensueños ni sombras!
Pedro, quiero morir por lo que tú no mueres,
por el puro ideal que iluminó tus ojos:
¡¡Libertad!! Porque nunca se apague tu alta lumbre
me ofrezco toda entera. ¡¡Arriba, corazón!!
¡Pedro, mira tu amor a lo que me ha llevado!
Me querrás, muerta, tanto, que no podrás vivir.
(Dos monjas entran, con las manos cruzadas, en la misma expresión de angustia, y no se atreven a acercarse.)
Y ahora ya no te quiero, porque soy una sombra.

Carmen: (Entrando, casi ahogada.)
¡Mariana!
(A Fernando.)
¡Caballero! ¡Salga pronto!

Fernando: (Angustiado.)
¡Dejadme!

Mariana:
¡Vete! ¿Quién eres tú? ¡Ya no conozco a nadie!
¡Voy a dormir tranquila!
(Entra otra monja rápidamente, casi ahogada por el miedo y la emoción. Al fondo cruza otra con gran rapidez con una mano sobre la frente.)

Fernando: (Emocionadísimo.)
¡Adiós, Mariana!

Mariana:
¡Vete!
Ya vienen a buscarme.
(Sale Fernando, llevado por dos monjas.)
Como un grano de arena
(Viene otra monja.)
siento al mundo en los dedos. ¡Muerte! Pero ¿que es muerte?
(A las monjas.)
Y vosotras, ¿qué hacéis? ¡Qué lejanas os siento!

Carmen: (Que llega llorando.)
¡Mariana!

Mariana:
¿Por qué llora?

Carmen:
¡Están abajo, niña!

Monja 1:
¡Ya suben la escalera!

<<anterior

Para cualquier comentario, consulta o sugerencia, pueden dirigirse a la Redacción de la revista enviando un e-mail a nuestra dirección electrónica:

Revista literaria Katharsis.com


kATHARSIS convoca sus "PREMIOS LITERARIOS" 2008 de Poesía y Narrativa corta.
The Duchess of Malfi, página del Director de cine Benjamin Capps
Estamos preparando un especial sobre la película de La Duquesa de Malfi y sobre la obra de teatro en España
4 de marzo de 2004, 7h25. Fallece el lingüista y académico Fernando Lázaro Carreter. Ver su biografía. Entrevista del académico en El País, En portada, Sábado 13 de octubre de 2001. EL ESPAÑOL, UNA LENGUA DIVERSA
Nuestros números:
Nº 1, Diciembre
Nº 2, Abril
Nº 3, Agosto
Nº 4, Enero
Nº 5, Mayo
Nº 6, Marzo
Nº 7, Septiembre

Estamos en el Itinerario, directorio cultural de Hispanoamérica

 
 
 

Algunos de nuestros textos están en formato PDF y Microsoft Reader y necesitaréis estos programas para leerlos. Aquí os doy los enlaces para que los podáis bajar gratuitamente pinchando en los iconos:

Pincha en el icono y descargate el programa gratis

 

Pincha en el icono y descargate el programa gratis

Home | Biblioteca Virtual Katharsis | Revista | Miscelánea | Biblioteca | Equipo Redactor
 

Revista Literaria Katharsis