EL HUESO
¿Quién
me compra
este barato hueso?
En las
aguas turbias del Río
un niño huérfano
se zambullía
para pescar los pesos
de los albinos turistas.
Desde
la giba del puente
los turistas alelados
se entretenían
viendo a los niños huérfanos
echar en el Río clavados.
"Andele,
patroncito,
cómpreme
este chulo hueso".
Por
las calles transitadas
andaba el niño huérfano
contra su andrajosa manga
frotando y sacando brillo
al desnudo hueso.
"Es
de mis antepasados,
patrón,
se lo dejo
muy barato".
Por
las puertas de las tiendas
entraban y salían turistas
comprando ídolos indios
y otras muchas baratijas.
"Andele,
patroncito,
que este chulo hueso
al contacto con el agua
se puso más duro
que el mismísimo palofierro".
Al siguiente
día
de nuevo el huérfano
se zambullía
a la pesca de los pesos
de los macabros turistas.
"Compadrito,
yo sé
en donde mero está
la mentada rica mina".
El guardián
del museo
les iba colocando
en la destartalada vitrina
a cada uno
una tarjetita
en donde rezaba
de la Patrulla
la última redada.
"Señor,
no sea ingrato.
Déme los restos
de mi difunto marido
acribillado
por las plateadas balas
de esos chotas desalmados".
"Señor,
no sea ingrato.
Entrégueme, por Diosito,
los huesos
de mi hijo amado
que por sólo querer cruzar
al otro lado
en el agua
me lo dejaron helado".
"Señor,
no sea ingrato.
Devuélvame, por la Virgencita,
los huesos
de mi hermanito
ahogado".
...
¿Quién
me compra
este hueso barato?