DIVAGACION
II
El
portafolio bajo el brazo
por las escalinatas automáticas
del final del recorrido
caminaba ensimismado.
De
afuera procedía.
Un sol a mansalva
sus rayos iridiscentes
insistente descargaba.
Tres
cuerpos de escalinatas
divididos por dos descansos,
plataformas inmóviles,
para reposo de cansados.
Treinta metros de subida
y otros tantos de bajada.
Las escalinatas insensibles
a la humanidad que portaban.
Descendía
con el portafolio bajo el brazo
ajeno al bullicio humano
cuando en el segundo cuerpo
oí un grito intemperado.
¡¡¡
... Papá ... !!!
El
subía y yo bajaba.
Fue en el segundo descanso.
Una descarga eléctrica
se apoderó de ambos.
Un
intenso abrazo
transformó los dos en uno.
Se oyó un solo palpitar
durante un eterno intervalo.
Con
las manos entrelazadas
jadeantes caminábamos
hacia nuestro destino
que por doquier nos esperaba.
Treinta
metros de subida
y otros tantos de bajada.
Tres cuerpos de escalinata
y tres almas laceradas.