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Escribió Machado en cierta ocasión que al poeta le
conviene «desconfiar aun de sus propias definiciones».
No obstante, parece válida para su obra en conjunto
esta definición que dió en 1931: «la poesía
es la palabra esencial en el tiempo». Con estas palabras quería
sintetizar su doble objetivo: captar la esencia de las cosas, a
la vez que su fluir temporal. Y añadía: «Inquietud,
angustia, temores, resignación, esperanza, impaciencia que
el poeta canta, son signos del tiempo y, a la par, revelaciones
del ser en la conciencia humana.»
Más adelante habría de precisar: «La poesía
es el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo.»
En estas afirmaciones está la raíz de esa cálida
y entrañable humanidad que impregna toda su obra.
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