Freya
Hödar Nistal
La señora Espera
Se matar para vivir, con paciencia
que desespera, envuelta en un torbellino de imágenes verdaderas,
he aprendido a sofocar, el existir de una espera. Frente a frente
la he tenido. Cruda la mirada, fiera mis respuestas, jamás
me di por vencida. Valiente y audaz, salté una a una sus
barreras, como atleta del soñar, puse cronómetro a
esta carrera, me entrené con convicción y entrega,
desafiando a " la doña" , la señora Espera,
que no logró amilanar mi correr, para ganarle la carrera.
Desafiante, no bajé el mirar,
controlé los impulsos de un llorar y suplicar benevolencia,
piedad por mi ansiar. Ella, fría, cruda e incorruptible,
nunca dio pié a un diálogo sincero, en donde habría
cabido mi ruego, mi súplica, en esperar el tiempo, el lento
marcar, de aquellos minutos transformados en impaciencia, en grandes
y agobiantes siglos de un lento y monótono compás
de... Espera.
Salvaje y sin piedad, en cada rincón
donde posaba mi mirar, ahí... estaba ella. Llena la cara
de sonrisas flacas, ni un gesto que pudiera indicar, una leve caída
capaz de ablandar, su firme estructura, su pose de " doña",
señora y dueña, que controlaba acuciosamente, que
ningún marcador del tiempo, transcurriese a favor de mi ansiedad,
saltándose el marcar de los minutos, horas, días,
semanas, meses, que para mi significaba un lento compás.
Perdí la paciencia muchas veces, y a sus espaldas, hice
musarañas, gestos deshonestos y groseros, a modo de insultos,
que sólo sirvieron para desahogar mi ansiedad por verla morir,
poder comérmela, engullirla
hambrienta, para ganarle la pelea.
Dura y majestuosa, se paseó
ante mi, luminosa y transparente, sin darme jamás , la posibilidad
de rozarla con mis dedos, para lograr convencerla. Pero no me dejé
intimidar por ella. Di mi lucha como fiel guerrera, e inventé
cientos, miles de cosas que me hicieron a veces, una espera placentera.
Poco a poco la fui domando, dulce,
tierna de actitud, siempre le demostré que es perecedera,
que desaparecería, quisiera o no, pero me iba acercando cada
vez mas a ella.
Comencé a probarla, de sabor indiferente, todos los días
tragaba , un pedazo de ella.
Sabiendo su inmortalidad, conociendo que si hoy me la tragaba por
entero, satisfaciendo mi ansiedad, así, no la vería
mas, pero pronto reaparecería, guiñándome uno
de esos grandes ojos, y con un mágico dedo de sus heladas
manos de hielo, tocará la punta de mi hombro, para decirme
ganadora plena : " aquí estoy de regreso", y así,
comenzará otra nueva lucha, otra nueva carrera, para lograr
vencerla una vez más.
No me rindo, pero tengo que reconocer,
sin que ella lo sepa, que es más fuerte que yo, más
duradera y capaz de resucitar cuantas veces mis ansias la venza,
con capa y espada, huída y muerta, volverá a mi vera.
Por eso, he decidido después
de mucho batallar, mejor será tenerla como compañera,
medio confidente, medio amistad, para que comprenda las locuras
de mis ansias, y en vez de mi enemiga, mi maldición, mi martirio,
sea mi mejor consejera.
Señora Espera, estreche usted mi mano, ¿amigas, compañeras?,
usted dirá, quedo a sus órdenes, a merced de su bondad.
No me rindo, no, sólo me sumo a las fuerzas y mato la enemistad,
quizás así, su presencia en mi, sea más llevadera.
¿Verdad?
(Freya)
5 de Agosto, 2004.
FIN
Freya
Hödar Nistal
Viña del Mar
Chile.
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