Las manos en
nuestro cuerpo,
son el mejor instrumento que tenemos.
después de la magia que la palabra entrega,
con ella y sus gestos siempre podremos
comunicarnos en el mundo entero.
Manos que hablan para acompañar las palabras,
manos que acarician mudas
y en esas caricias entregan un "te quiero".
Manos que limpian el llanto de los ojos propios,
estas manos guardan los secretos,
de las penas que por los ojos
nuestro cuerpo llora el desencanto.
Manos cuidadosas que con afecto,
curan las heridas de la caídas de nuestro cuerpo.
Manos que abofetean el destino,
imponiendo su fuerza a quien no quiere asumirlo.
Manos que gobiernan multitudes,
que golpean fuerte la mesa en discursos febriles.
Manos que se juntan y se rozan
en las plegarias ansiosas de un rezo.
Manos acunadas que suplican
y mendigan la limosna diaria.
Manos enguantadas en gomas,
que el estudio mágico dela medicina
salvan las vida que Dios no quiere aún llevarse.
Manos pequeñitas, recién nacidas,
que buscan ansiosas el seno de su madre.
Manos femeninas, delicadas, sugerentes,
que se aprietan y entrelazan eléctricamente
a las manos masculinas, grandes y amplias,
que acunan los deseos de las pieles,
amparadas en el roce de las manos,
manos que sin voz , hablan,
con el sonido sordo
del gesto de las manos de nuestro cuerpo.
(Freya)
|