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Ilumina tenue la luz sobre la cama. Toda la calma de la noche es de ella. El pensamiento vuela, sin embargo todo su ser está quieto. Quieto su mirar, fijo en un infinito que la lleva a evocar imágenes y sensaciones, tan perfectas, tan reales, que la poderosa mente trae y las deja descansar, en la retina inmóvil de sus ojos. Suspira al recordar y vibra en ese suspiro, todo el cuerpo, hasta sentir el peso de los párpados, que la invitan al sueño. Entonces, como una vorágine pasan por delante de ella, la fotografía retenida en sus ojos, de tantas cosas bellas vividas, que sintetiza salpicando en capítulos sin final, las más hermosas, sin ser unidas ni enlazadas unas con otras.
Semi-consciente, casi entrando en la profundidad del sueño, aún la luz de su lámpara encendida, siente en sus labios, el primer beso que robó, sin consentimiento, de aquel hombre que enloquecía todo su ser, al escucharlo sólo desde lejos.
Tiempo atrás, sentía un cariño, que no sabía buenamente reconocerlo o definirlo. Era simplemente una amistad, esta se iba cultivando día a día, por los gustos e intereses afines. No buscaba nada mas, las cosas se iban dando así, simples sin otros fines. Primero, fueron conversaciones comunes, que se iban adentrando al conocimiento de ambos caracteres. Gustos, lectura, música, cine. Hasta que sin darse cuenta, fueron deteniéndose día a día, mas minutos en las charlas, y estas terminaron siendo diarias. Sin buscarse se encontraban, en las mismas horas no convenidas.
La palabra cariñosa se instaló cómoda en estas conversaciones. Hubo alientos sinceros en actitudes, y confesiones pequeñas, de hechos vividos.
Todo parecía un sentimiento tan normal, sin pretensiones ni indirectas, que les hicieran pensar, un camino distinto al que por casualidad, estaban recorriendo.
Ambos llevaban matrimonios en sus vidas, de feliz apariencia, nunca hubo un comentario que hiciera pensar lo contrario. Hijos adolescentes veinteañeros, que formaban también parte de esas charlas diarias. Inquietudes compartidas, sugerencias y pequeñas revelaciones de un pensar, con respecto al hombre y la mujer, dentro de la sociedad y la vida en general.
Suspiraba ella, al darse cuenta el concepto de mujer, el trato, la igualdad y el respeto, que él tenia en particular. Eso la llevó sin darse cuenta, a despertar en la comparación de su nido, sintiendo nada más, que la compañera, la mujer de su amigo, era de por si, una mujer afortunada, al ser considerada y apreciada, como él la definía. La preocupación y el cariño por su mujer, dejaba ver en ella, una ternura inmensa, y así se lo hizo saber en variadas ocasiones.
Miles de anécdotas fueron contadas, unas alegres, otras no tanto. Eso permitió a ambos, irse conociendo mas íntimamente. Sentimientos políticos se tocaron, bien a fondo y crudamente. Varias confesiones de niñez se adentraron en los conocimientos y una admiración que los iba uniendo.
No eran jóvenes, mediaban ya el medio siglo, por lo que para contarse cosas en sus diarias charlas, tenían horas de horas de conversaciones. Un cigarrillo fumado a gusto, era un nexo que los hacía sentir muy a gusto.
Se usaron palabras con cariño, besos tirados al aire en las mejillas, al despedirse.
Un día, una desgracia vivida alrededor de él, la hizo a ella, darle fuerzas y coraje, para asumirla, para que expresara su dolor y sentimientos abiertamente.
Ella, le dió su foto y le dijo "vete con ella entre tu corazón, y como yo no puedo estar en ese lugar, expresa tu sentir y tu dolor y enarbola mi foto para poder así, expresar el mío de esa manera". Foto que él guardó en su corazón, en su bolsillo del alma.
Sólo unos días pasaron, hasta encontrarse nuevamente, y al pasar, casi indiferente, ella le confesó una situación vivida en su hogar. A esta él respondió, dándole valor y empuje, destacándole su género femenino, como algo tan significativo y valedero, que sin darse cuenta, ni como pudo hacerlo, le robó simplemente un beso de su boca. Luego al instante, asustada, pidió disculpas por este impulso incontrolado, que podría poner en duda y riesgo, esta amistad tan bonita, y estropear estas charlas diarias, que ella se fue dando cuenta, las necesitaba.
Él era tímido, no dijo nada, sólo acepto ese beso... pero se sintió encantado y de tal forma, que la tomo por la cintura, la acerco a su cuerpo, y en un abrazo que pareció eterno, sin importar miradas ni nada a su alrededor, la besó tan suave y tiernamente en sus labios, como nunca lo había hecho.
Ese beso, cambió para siempre, el curso de sus vidas. Hubo un torrente de confesiones prolongadas, análisis que los dejaba cubiertos de un tremendo velo de inseguridades.
Estaba claro que ambos se necesitaban, que ambos eran felices cuando estaban juntos, se habían enamorado.
Las charlas continuaron, amenas, entretenidas sin confundir sus vidas. Los dos sabían, que nada más podía hacerse. Poco a poco, empezaron a surgir besos suaves, cariños que encendieron las pasiones, que de apagadas se creían idas, descubriendo así, que sólo estaban dormidas.
Besos, caricias, dulces arrumacos y bellas sensaciones, fueron despertando la piel, llena de emociones y anhelos. El amor estaba naciendo lentamente, y no quisieron detenerlo. Entró de puntillas, suave, despacito en ambos corazones, maduros y conscientes de lo que hacían.
Hoy, al cerrar los ojos hacia un sueño reponedor y merecido, ella ha recordado ese suave beso robado, esa estremecedora respuesta por él entregada, y sólo piensa en el día a día, para no fijar una meta que la asfixie. Su futuro al lado de este hombre, su amigo, su amante. Ellos quieren vivir el resto de sus vidas, juntos. Siempre piensa ella, "cuando ya nadie me necesite en este nido, sus brazos, que me esperan abiertos, serán mi destino. Hoy.. vivo mi día a día, con él siempre en mi pensamiento".
Así cerró los ojos, pesados los párpados, repitiendo sin darse cuenta, su nombre, hasta que la venció el sueño.
Futuro que tiene caras que no se ven, sueños que no se conocen, anhelos que se construyen, sentimientos que se esconden a los otro ojos. Fantasías que los sueños dejan vivir. Un duro camino por recorrer, pero mientras los sueños entreguen la fuerza para seguir adelante, nada se puede hacer.
Dicen que la vida, es una composición de sueños...
(Freya) |