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Tierno amanecer que despierta la calma, los aromas y perfumes de una borrachera de pasión, que hoy llama a las puertas de esas almas, a remecer el sueño, a endulzar el cuerpo, y vivir la realidad, que todos los días nos golpea.
Suave cantar del agua tibia-caliente, de un baño, que enjuaga vestigios y ensayos, de una entrega que estremece el pensamiento.
Resbala el agua despertando el sueño, cae en la cara bajando en cascadas, por hombros, espalda, glúteos, piernas y pies, antes de dar la despedida, se apoza quieta, luego un agujero la tragará, como lamiendo una herida, que no sana, en su humedad.
Arqueando el cuello hacia atrás, de frente al chispear caliente, recibe el cuerpo, los golpes gota a gota, toda suavidad, cayendo por pechos, bajando por un vientre aún dormido, reteniendo perlas transparentes en el vello triangular, siguiendo su camino por muslos, rodillas, hasta llegar a los dedos, que encogidos pretenden retenerla, un segundo más.
Desperezada la agónica pasión vivida, entra en acción la mente, repasando el tiempo que se viene encima. Eso, ya es un real despertar.
Apura la mano el jabón, que cambiará el perfume del amanecer del cuerpo. Cierra la salida del agua, para envolverse en vapores y toallas.
Piel fresca que se remece, ante el escozor de la friega, tela chispeante y acolchada, que beberá sedienta el agua que en el cuerpo quedaba.
Crema suave, dulce, helada, recorrerá todos los rincones, suavizando la piel como una porcelana lista a ser pintada.
Una a una las prendas de vestir, irán cubriendo la piel, privando a los ojos amados que la observan. Pechos, vientre, piernas, hombros y brazos, serán solo contornos adorados de los sueños recién pasados.
Tacones altos, aprisionarán los dedos de los pies, suplicio que embellecerá, porte y estampa con dignidad.
Pelo suelto, bien peinado, que luce como descuidado, limpio, perfumado de jabón, ondeante a merced del viento que lo seca, como dirigiendo una orquesta, un coro en sus cantos, el que despierta un signo de feminidad.
Rápido abrochar de botones, rugen los cierres para ajustar delicados pantalones.
Unas suaves gotas de perfume, rastrearán el lóbulo de dulces orejas, donde horas atrás, se posaron los labios y sus besos, cuando ronca la voz dejó quieto de estupor los tímpanos,que recibieron las más ardientes palabras de amor. Largos dedos que se enguantaron en la piel de ser amado, ahora vestirán anillos, que despedirán a la luz del sol, colores como chispas de rocío tempranero.
Un poco de color en las pestañas, que enmarcan unos ojos soñadores, y antes de pintar un suave brillo en los labios, se detiene con un suspiro que se arranca de la boca, dirigiendo sus pasos, cual gata celosa, besa suavemente la boca que ronca le gritó, "te amo". El suave beso supo a dulce nube de algodón, delicado, lleno de emoción, y sin mediar palabra alguna, juntan sus pupilas en el más hermoso mirar, para decirse adiós.
(Freya) |