En esta tarde de locura,
desnudo y limpio,
humildemente,
proclamo la vida en su follaje de selvas,
el éxtasis de los momentos que alzan a los hombres
hasta la memorable cumbre de su amor,
de su palabra
de su desorden,
de su incontenible e inabarcable libertad.
Desnudo y limpio,
humildemente,
en esta tarde de locura,
conjuro a todas las lenguas
para derribar esta noche sin nombre,
hija de la hiel y del azufre;
para quebrantar la ley
que hace al ser humano
señor del mundo;
para rastrear las frías zanjas
sin viento de la amnesia,
en busca de los colores
y sonidos perdidos.
Los puentes han sido cortados.
No podéis dejar de vigilar
en esta tarde de locura.
Excavad la noche hasta alcanzar el mar.
Buscar vuestras armas en las olas.
Afilad bien los aceros del invierno.
Desamarrad peces y vientos, y salid.
Desnudo y limpio,
humildemente,
en esta tarde de locura,
os invito a perseverar
en ello hasta la muerte,
Después de todo,
la posición es honrada,
sincera y profundamente humana,
en esta tarde de locura.
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