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Nº 2. Abril 2004/Revista
Electrónica Cuatrimestral.
Los cuadros secretos del Prado
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Desnudo, moral y poder
Desnudo, moral y poder. La estrecha relación
que ha habido siempre en España entre desnudo, moral y poder
justifica que con el cambio de régimen se modificara también
el estatus de estas colección de cuadros. Así, José
Bonaparte en vez de seguir manteniéndolos encerrados, decidió
exponerlos públicamente para que sirvieran "de estudio
a los discípulos de la Academia, de examen e imitación
a los profesores y de complacencia a los amantes de las Bellas Artes".
Él mismo eligió tres de esas obras para su residencia
de la Casa de Campo.
Ni qué decir tiene que el fin de la Guerra de la Independencia
supuso la reanudación del confinamiento de los cuadros, que
permanecieron en la Academia hasta que, en 1827, fueron reclamados
por el Museo del Prado e instalados en la sala que visitó
Mérimée. Once años después, los responsables
del Museo, plenamente conscientes de lo anacrónico que resultaba
ese lugar cerrado y restringido, decidieron exponer las pinturas
a la vista indiscriminada del público, e integrarlas a las
salas generales.
Pero la disolución de la Sala Reservada no significó
la exposición pública de Dánae, que parecía
destinada a vivir siempre en una torre en la que sólo pudiera
ser visitada por unos pocos elegidos.
El penúltimo episodio de esta
historia pendular de aprecios y rechazos se localiza en el "gabinete
de descanso", que estaba situado en uno de los lugares más
hermosos del Museo, una gran sala con amplios ventanajes que miran
al Botánico. Era un espacio destinado al solaz de los reyes
en las contadísimas ocasiones en que visitaban el Museo,
y en él Dánae compartía paredes con
las dos Venus y la música de Tiziano. Y las tres sin
duda recordarían los tiempos en que, reunidas en la sala
"donde Su Majestad se retira después de Comer",
eran lo más querido de uno de los mayores amantes de la pintura
de su siglo.
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Adan y Eva de Alberto Durero
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The Rape of the Daughters of Leucippus,
1618, oil on canvas, Alte Pinakothek, Munich.
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