Nº 2. Abril 2004/Revista
Electrónica Cuatrimestral.
Mariana Pineda. 1925
Romance popular en tres estampas
II-I
Estampa Segunda
Sala principal en la casa de Mariana. Entonación en grises,
blancos y marfiles, como una antigua litografía. Estrado blanco,
a estilo Imperio. Al fondo, una puerta con una cortina gris, y puertas
laterales. Hay una consola con urna y grandes ramos de flores de
seda. En el centro de la habitación, un pianoforte y candelabros
de cristal. Es de noche. Están en escena la Clavela y los niños
de Mariana. Visten la deliciosa moda infantil de la época. La Clavela
está sentada, y a los lados, en taburetes, los niños. La estancia
es limpia y modesta, aunque conservando ciertos muebles de lujo
heredados por Mariana.
Escena Primera
Clavela:
No cuento más.
(Se levanta.)
Niño: (Tirándole del vestido)
Cuéntanos otra cosa.
Clavela:
¡Me romperás el vestido!
Niña: (Tirando)
Es muy malo.
Clavela: (Echándoselo en cara.)
Tu madre lo compró.
Niño: (Riendo y tirando del vestido para que se siente.)
¡Clavela!
Clavela: (Sentándose a la fuerza y riendo también.)
¡Niños!
Niña:
El cuento aquel del príncipe gitano.
Clavela:
Los gitanos no fueron nunca príncipes.
Niña:
¿Y por qué?
Niño:
No los quiero a mi lado.
Sus madres son las brujas.
Niña: (Enérgica.)
¡Embustero!
Clavela: (Reprendiéndola.)
¡Pero niña!
Niña:
Si ayer vi yo rezando
al Cristo de la Puerta Real dos de ellos.
Tenían unas tijeras así..., y cuatro
borriquitos peludos que miraban...
con unos ojos..., y movían los rabos
dale que le das. ¡Quién tuviera alguno!
Niño: (Doctoral.)
Seguramente los habían robado,
Clavela:
Ni tanto ni tan poco. ¿Qué se sabe?
(Los niños se hacen burla sacando la lengua.)
¡Chitón!
Niño:
¿Y el romancillo del bordado?
Niña:
¡Ay duque de Lucena! ¿Cómo dice?
Niño:
Olivarito, olivo..., está bordado.
(Como recordando.)
Clavela:
Os lo diré; pero cuando se acabe,
en seguida a dormir.
Niño:
Bueno.
Niña:
¡Enterados!
Clavela: (Se persigna lentamente, y los niños la imitan,
mirándola.)
Bendita sea por siempre
la Santísima Trinidad,
y guarde al hombre en la sierra
y al marinero en el mar.
A la verde, verde orilla
del olivarito está...
Niña: (Tapando con una mano la boca a Clavela y continuando
ella.)
Una niña bordando.
¡Madre! ¿Qué bordará?
Clavela: (Encantada de que la niña lo sepa.)
Las agujas de plata,
bastidor de cristal,
bordaba una bandera,
cantar que te cantar.
Por el olivo, olivo,
¡madre, quién lo dirá!
Niño: (Continuando.)
Venía un andaluz,
bien plantado y galán.
(Aparece por la puerta del fondo Mariana, vestida de amarillo
claro, un amarillo de libro viejo, y se oye el romance, glosando
con gestos lo que en ella evoca la idea de bandera y muerte.)
Clavela:
Niña, la bordadora,
mi vida, ¡no bordar!
que el duque de Lucena
duerme y dormirá.
Niña:
La niña le responde:
"No dices la verdad:
el duque de Lucena
me ha mandado bordar
esta roja bandera
porque a la guerra va."
Niño:
Por las calles de Córdoba
lo llevan a enterrar,
muy vestido de fraile
en caja de coral.
Niña: (Como soñando.)
La albahaca y los claveles
sobre la caja van,
y un verderol antiguo
cantando el pío pa.
Clavela: (Con sentimiento.)
¡Ay duque de Lucena,
ya no te veré más!
La bandera que bordo
de nada servirá.
En el olivarito
me quedaré a mirar
cómo el aire menea
las hojas al pasar.
Niño:
Adiós, niña bonita,
espigada y juncal,
me voy para Sevilla,
donde soy capitán.
Clavela:
Y a la verde, verde orilla
del olivarito está
una niña morena
llorar que te llorar.
(Los niños hacen un gesto de satisfacción. Han seguido el romance
con alto interés.)
Para cualquier comentario, consulta o sugerencia, pueden dirigirse
a la Redacción de la revista enviando un e-mail a nuestra
dirección electrónica:
Revista
literaria Katharsis.com
|