Nº 2. Abril 2004/Revista
Electrónica Cuatrimestral.
Mariana Pineda. 1925
Romance popular en tres estampas
I-VIII
Escena VIII
La escena queda solitaria medio segundo. Apenas han salido Mariana
y Fernando por una puerta, cuando aparece Doña Angustias por la
de enfrente, con un candelabro. El fino y otoñal perfume de los
membrillos invade el ambiente.
Angustias:
Niña, ¿dónde estás? ¡Niña!
Pero, señor, ¿qué es esto?
¿Dónde estabas?
Mariana: (Entrando con un candelabro.)
Salía
con Fernando...
Angustias:
¡Qué juego
inventaron los niños!
Regáñales.
Mariana: (Dejando el candelabro.)
¿Qué hicieron?
Angustias:
¡Mariana, la bandera
que bordas en secreto...
Mariana: (Interrumpiendo, dramáticamente.)
¿Qué dices?
Angustias:
... han hallado
en el armario viejo
y se han tendido en ella
fingiéndose los muertos!
Tilín, talán; abuela,
dile al curita nuestro
que traiga banderolas
y flores de romero;
que traigan encarnadas
clavellinas del huerto.
Ya vienen los obispos,
decían uri memento,
y cerraban los ojos
poniéndose muy serios.
Serán cosas de niños;
está bien. Mas yo vengo
muy mal impresionada,
y me da mucho miedo
la dichosa bandera.
Mariana: (Aterrada.)
¿Pero cómo la vieron?
¡Estaba bien oculta!
Angustias:
Mariana, ¡triste tiempo
para esta antigua casa,
que derrumbarse veo,
sin un hombre, sin nadie,
en medio del silencio!
Y luego, tú...
Mariana: (Desorientada y con aire trágico.)
¡Por Dios!
Angustias:
Mariana, ¿tú qué has hecho?
Cercar estas paredes
de guardianes secretos.
Mariana:
Tengo el corazón loco
y no sé lo que quiero.
Angustias:
¡Olvídalo, Mariana!
Mariana: (Con pasión.)
¡Olvidarlo no puedo!
(Se oyen risas de niños.)
Angustias: (Haciendo señas para que Mariana calle.)
Los niños.
Mariana:
Vamos pronto.
¿Cómo alcanzaron eso?
Angustias:
Así pasan las cosas.
¡Mariana, piensa en ellos!
(Coge un candelabro.)
Mariana:
Sí, sí; tienes razón.
Tienes razón. ¡No pienso!
(Salen.)
TELÓN.
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