LUCHA DE SAN JORGE Y
EL DRAGON
Ficha técnica
Nº de catálogo: 1644
Dimensiones: 3,04 x 2,56 mts.
Tipo de cuadro: óleo sobre lienzo
Este lienzo pertenece al período juvenil de Rubens.
Lo pintó en Italia, a donde se había trasladado con
el ánimo de completar su formación artística.
En Italia permaneció ocho años prestando sus servicios
como pintor junto a Vicenzo Gonzaga, duque de Mantua. Muchos autores
se inclinan a considerar que debió realizar este cuadro en
Génova, por ser este santo el patrón de dicha ciudad.
San Jorge es uno de los personajes más populares
del santoral cristiano y, por ello, uno de los más representados
en arte. Pese a ello, pocos datos fiables se conocen acerca de su
existencia; parece ser que nació en la región turca
de Capadocia, que fue soldado, y que murió decapitado en defensa
de su fe.
El episodio más conocido de su vida es el que,
como aquí, rememora un legendario combate en el que el santo
tuvo que medir sus fuerzas con un dragón para defender a una
joven princesa, obteniendo finalmente la victoria.
Se le representa habitualmente con espada y escudo,
sobre un caballo blanco y con un fantástico dragón a
sus pies. A veces, incluso, está acompañado de la doncella
a la que salvó de una muerte segura. Si bien esta representación
responde a los aspectos "reales" de su historia, tiene asimismo
una finalidad didáctica de contenidos explícitamente
simbólicos.
El santo vence a las fuerzas del mal, identificadas
con el diablo (llamado "dragón" en el Apocalipsis),
por los méritos de su fe. Para esta magna empresa se incluye
la presencia de la princesa a la que se identifica, a su vez, con
la Iglesia.
Se representa a San Jorge en el centro de la composición,
a lomos de un caballo blanco encabritado, y vestido tal y como establecen
los cánones iconográficos: con armadura y casco. Su
robusto cuerpo se agita en su afán por rematar al dragón
que, visto en un escorzo muy forzado, se retuerce bajo sus pies.
El intenso movimiento que ofrecen los cuerpos del santo,
de su caballo y del dragón, y el juego de diagonales que componen,
se contrapone con la posición vertical en que Rubens presenta
a la princesa. Son también muy característico de esta
etapa juvenil del pintor los fuertes contrastes de luces y sombras
que aquí se observan.