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POESÍA:

POEMAS EN MI MENOR.


por Justo S. Alarcón


DIVAGACION III

En mis años solitarios
entre sueños y plegarias
sentí un fuerte imán
que para doquiera
me guiaba.

Traté de fijarlo
en el tiempo
y en el espacio,
pero, caprichoso,
no podía domeñarlo.

El destino fue.
Como estrella polar
apuntó hacia el norte,
sábana de nieve
calor de blando hogar.

Imposible creer
que de un bloque de hielo
surgiera delirante
una chispa brillante
portadora de fuego.

El hielo era ajeno
la chispa casera.
Sangre moruna
y fuego tropicano
se reconocieron
en un lugar lejano.

De las cuatro pupilas
saltaron enroscándose
espirales de bobinas

para que, arrolladoras,
pudieran terciarse.

Una cornucopia
abriéndose camino
desde el cielo
salió disparada.
Dejó caer
en el fuego del silencio
frutos, miel y maná.

Eran los pesados años
de la inocencia
de las costumbres
y de las vedadas
puertas cerradas,
en donde las almas
abrazadas
en silencio sufrían
abrasadas.

El techo y las paredes
del igloo se derretían,
pero las puertas
permanecían clausuradas.
La tradición pesaba.

Malditos los pesados
lazos
que atan los labios,
puertas del alma.

Calabozo injusto
que en aire malsano
ahoga en el hábito
el divino hálito
del enamorado.

Ceniza helada
que cubre el rescoldo
del don amoroso
y veda la llama
de la sedienta alma.

¡Destino, malhayas!

Miradas fallidas,
suspiros helados,
ansias perdidas,
rescoldos frustrados.
Y... el imán,
termómetro vertical,
seguía marcando.

Pasaría una decena
de años solitarios.
La cornucopia,
de bienes repleta,
una fruta albergaba...

Una estrella
en forma de X
vuela cual planeta
buscando certera
posarse en la alborada.

Dos ideas platónicas,
Y y Z incandescentes,
en medio de arrullos,
de besos y de vientres,
rasgan el pasado velo
y fructifica la semiente.

Otra vez el destino
corre el velo,
y otros dos lustros
se cierran
en un segundo paréntesis.

¡Malhaya sea el Sino!

Pero el imán
inquieto y tembloroso
vuelve insistente.
Dos lustros más
y se desvanece el relente.

El tiempo y el espacio

girando locamente
como espiral
de fuego
ardiente
clava la cornucopia
en el momento presente.

Mayo florido
de académicas charlas
de inocentes suspiros
de canarias pálidas
y de dinteles encendidos.

Hielos nórdicos
por el trópico derretidos.
Destino impertérrito
por sí mismo vencido.
Rescoldo re?velado
por un mayo florido.
Pájaro fénix
de las cenizas revivido.

¡Bendito sea el Sino!

¿Pasarán otros dos lustros?
La espiral del tiempo
en círculos concéntricos
gira velozmente
en busca de su centro.

El amor
primer motor
de espacios siderales
forjará la explosión
de tiempos ancestrales.

La gota de agua
crecerá en un río
que llegará al mar
para rellenar el vacío
y regresarlo al principio.

El ojo
en espiral clavado

en la pupila
de otro ojo
continuará girando
para formar la síntesis
de tiempos y de espacios.

Como el que se arrodilla
ante las puertas frías
de una catedral vacía
que al girar en gracia
espera fecundar
la intimidad
en el altar
de la eternidad.

Fuegos de artificio
fuegos fatuos
que clavados
en espiral
suben alados
desde el fondo
de dos inmóviles seres
Y y Z enamorados.

 

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Utilidades [?]
    
Portada de la novela Crisol de Justo S. Alarcon
 
 Los Siete hijos de la Llorona, 1986, novela de Justo S. Alarcon
 Chulifeas Fronteras, cuentos de Justo S. Alarcon
Utilidades [?]
    
Los dos compadres: Cuentos breves del barrio, 1993, de Justo S. Alarcon
 
 Poemas en Mí menor, de Justo S. Alarcon
 La teoría de la dialéctica de la diferencia en la novela chicana de Ramón Saldívar, de Justo S. Alarcon

 

 Copyright ©2003 Justo S. Alarcón