Diego Velázquez de Silva (1599-1660)
Óleo sobre lienzo: 3,18 x 2,76 mts.
Pintura Espa–ola (S. XVII)
Velázquez realizó esta pintura en 1656. Se mantuvo en las
dependencias del Alcázar de Madrid hasta el incendio de 1734; luego volvió
al Palacio Nuevo edificado sobre el solar del incendiado. Vino al Real
Museo de Pintura y Escultura (actual Museo del Prado) a principios del
S.XIX con obras procedentes de la colección real. Los inventarios reales
le habían dado diferentes denominaciones: "La Señora Emperatriz con sus
damas y una enana" (en el de 1666), "La familia del Señor Rey Phelipe
Quarto" (en el de 1734); ya en el Museo, en el catálogo redactado por
Pedro de Madrazo en el año 1834, se llamó por primera vez "Las Meninas"
, vocablo de origen portugués con que se designaba a los acompañantes
de los niños reales en el Siglo XVII.
La escena transcurre dentro de una estancia del Alcázar de Madrid, decorada
con una serie de cuadros. Los personajes se agrupan en un primer plano
en el que la figura principal, la infanta Margarita, ocupa la parte central
del grupo; a sus lados, Isabel Velasco y Agustina Sarmiento -las "meninas"-;
junto a esta última los enanos María Bárbola, y Nicolás Pertusato en actitud
de jugar con el mastín que dormita a sus pies. Detrás de ellos, en la
penumbra, aparecen Marcela de Ulloa y un caballero que no se ha podido
identificar. En la izquierda se encuentra la figura de Velázquez con sus
instrumentos de trabajo delante de un gran lienzo que ocupa todo el ángulo
del cuadro.
En el fondo de la habitación, junto a una puerta abierta, se encuentra
don José Nieto de Velázquez, aposentador de la reina, que es el centro
perspectivo de la obra. Preside el muro del fondo un espejo donde aparecen
reflejadas las figuras de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria.
Los elogios y las interpretaciones sobre este cuadro son interminables.
Cada época, cada investigador, amplían los conocimientos enriqueciéndose
y revitalizándose su contenido. Palomino dijo de él que era "verdad, no
pintura", Luca Giordano lo definió como "la teología de la pintura", y
Teófilo Gautier se preguntaba ante él "¿dónde está el cuadro?". Las interpretaciones
se han hecho desde el mundo matemático (Alpatoff), político moral (Emmens),
político (Salas, Brown), astrológico (Campo y Francés), y se han hecho
estudios sobre cada uno de los elementos artísticos, compositivos y estilísticos.