Rosita con espinas
Dios creó al hombre,
e hizo al momento
una mujer que siempre
le acompañe bajo el firmamento.
La forma bella
como simple compañía
pero
le dijo:
tus hijos
con dolor parirás
ese será tu castigo
por haber desobedecido.
¡Así dijo el Señor!
Pues yo los crié con amor
varón y hembra sí;
mas tú al mandamiento
del fruto prohibido
no le pusiste atención y oído
no hiciste caso cierto
y ese será tu castigo.
Lo que era castigo
se convirtió en salvación
pues la mujer al dar a luz
no sólo da un hijo al mundo
sino, da su corazón.
No está escrito
el pensamiento del Señor
pero al ver tanto amor
de lo que él hizo como castigo
quizás esté arrepentido
de dar tormento tan grande
a la mujer ser interesante
y no al hombre ser implacable.
La perfección de las cosas es regla inmortal
del señor en sus tareas
mas él se sorprendió
y hasta el hombre aprendió
del amor de una madre
que no se acaba ni es pobre
tal es la grandeza de ese amor
que hasta nuestro mismo señor
quizo tener ese amor
quizo tener madre.
¡Oh! Mujer que eres madre
eras simple compañía
del hombre mortal
y te convertiste
aquel día tal
en portadora del amor, de vida,
de abnegación, sacrificio y poesía.
Dios:
Al ver tanta virtud
y tanta pureza
del amor de una madre
pensó como darle
un premio mayor
algo grande
que fuera lo mejor
y revivió el paraíso
la vida eterna así la hizo
para la mujer que tenga un hijo
pues hizo el sacrificio
de dar ere amor tan santo
y que Dios por los siglos
sigue tanto admirando.