El "teatro poético"
Bajo esta equívoca etiqueta
se considera una forma dramática que surge en los primeros
años del siglo y que se diferencia de las estudiadas hasta
aquí por su carácter antirrealista. No se trata, sin
embargo, de una "superación" del realismo, sino
de una regresión a situaciones estética e ideológicamente
anteriores. Sólo en un primer momento, y en cualquier caso
de manera superficial, se advierte un cierto influjo de la nueva
corriente modernista. Es el drama histórico en verso, entroncado
con el romántico (y, sólo a través de él,
evocador del drama clásico español) el más
frecuentado dentro de este género y el que mejor lo define.
Se hace en él "una utilización alegórica
de la historia, que, al negar la específica función
del acontecimiento evocado, en el momento de su contexto histórico,
eterniza dicho acontecimiento convirtiéndolo en ejemplar"
(A. Berenguer). El tono de las obras será, en consecuencia,
apologético, mitificador de un pasado evocado con nostalgia
y en el que se buscan y exaltan los "valores tradicionales"
de España en un momento de crisis en el que los hombres del
98 realizaban una seria revisión crítica de la conciencia
nacional. Lo mismo que su precedente romántico, este drama
histórico poético se nos presenta como un ejercicio
dramático, brillante en ocasiones, cargado de retórica,
con momentos de lirismo, pero vacío de un contenido auténtico,
que no se sabe extraer de la historia. El recurso a ella se convierte,
cuando no en falsificación, en una forma de evasión
de la realidad.
El iniciador y más
significativo representante de este género es Eduardo Marquina
(1879-1946) que comienza su ciclo histórico con Las hijas
del Cid (1908) y lo continúa con obras como En Flandes
se ha puesto el sol (1910) o El Gran Capitán (1916).
Escribe entre 1913 y 1920 comedias realistas en prosa como Cuando
florezcan los rosales (1913) y La extraña (1919).
A partir de 1927 cultiva el drama poético de ambiente rural,
donde logra quizá sus creaciones más acabadas y valiosas.
La ermita, la fuente y el río (1927), estrenada por
Margarita Xirgú, o La salvadora (1929) pueden servir
de ejemplo. A partir de 1930 vuelve Marquina a las piezas históricas
en verso, como El monje blanco (1930) o Santa Teresa de
Jesús (1933).
Entre los seguidores de esta forma
dramática, muy frecuentada de 1910 a 1930, habría
que citar a Francisco Villaespesa (1877-1936) cuya obra, duramente
criticada por Pérez de Ayala, es objeto hoy de unánime
desdén. Según Ruiz Ramón "se caracteriza
por la disociación y la absoluta falta de integración
de los elementos líricos y los elementos dramáticos".
Doña María de Padilla (1913) y Abén
Humeya (1914) son algunas muestras de su producción,
mucho más abundante en títulos que en calidades.
También se suelen
considerar incluidas en este género las siete obras que los
hermanos Antonio y Manuel Machado escribieron en colaboración
para el teatro y que no aportan nada ni al teatro ni a la excelente
producción "literaria" de ambos poetas: El hombre
que murió en la guerra (1941) escrita en prosa, La
duquesa de Benameií (1932), donde se mezcla prosa y verso,
y cinco dramas en verso, Desdichas de la fortuna (1926),
Juan de Mañara (1927), sobre el mito de Don Juan,
Las Adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929),
para la que utilizan materiales de tipo popular (sobre todo en la
construcción del personaje central Lola, encarnación
del "cante") y con la que obtuvieron los autores su mayor
éxito, y La prima Fernanda (1931).
José María
Pemán (1898-1981), es el último seguidor del "teatro
poético" con sus obras históricas (las mejores
de su producción en verso): El divino impaciente (1933),
en torno a la figura de San Francisco Javier, cuyo estreno se convirtió
en un acontecimiento cargado de significación política
derechista, Cuando las cortes de Cádiz (1934), Cisneros
(1934), La santa virreina (1939), Metternich (1942),
etc. Este teatro, rotunda y quizá deliberadamente anacrónico,
se justifica como afirmación y propaganda de los ideales
"tradicionales".
J.J. Amate et al., Literatura española, Madrid,
1985.
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