La Habana ha muerto
en su deseo carnal de ser otra
no la visiten
su lado azul de marejada
ha muerto
denme el pésame.
Han apagado sus columnas
fue una eutanasia impuesta
llenémosla de velos blancos
de recuerdos
grises, si no os molesta.
Sus balcones pudieron soportar el salitre
mas no la ideología,
una oda les pido,
a sus aceras
primero que todo
a sus aceras.
Hoy la que fue
de bronce y dama de Soto
vaga, ondea un rastro
de historia terca y simbolismos
apagados, ¡maldita sea, ya apagados!
No hubo milagros para ella
buscaron su indigesta patria o muerte
vomitemos todos
bebamos inconscientes tibias tardes
torbellinos, ciclones, angustias
... la barra es libre
pero no le den ánimos al entusiasmo.
Yo arrojé tierra sobre su nombre
novicios ampútenme la idea
novísimos consíganle un adiós simple
sin rencores; primero de enero
dejemos atrás la infructuosa gloria.
La Habana ha muerto,
porque sí
dosifiquen los cantos, las trompetas
discretos memoremos sus hedores
su mejor amigo así lo quiere
... el silencio,
cantemos en voz baja
... La Habana ha muerto. |