LOS OLVIDADOS
Carmelo Abadía
LOS OLVIDADOS
El mundo
está de parto.
Ya ha madurado
el fruto
que hace tiempo
fue sembrado.
Y todo grita,
y todo gime
y todo se agita.
En cualquier esquina de ésas,
te encuentras
a una multitud
reunida
que repite
sin descanso
su pobre lema:
“Isonomía
es
Isogoría”.
Y así
infinitamente,
cada noche
y cada día.
Los profetas del progreso
se ríen
y se hinchan:
“Vamos por buen camino
¿o es que acaso
no valen más
un hatajo
de simios
con móviles
que el pobre Descartes
o el desgraciado Platón
sin ningún tipo
de altavoz?.”
Los otros,
los profetas oscuros,
también se ríen
y se frotan las manos
esperando ávidos
su ocasión .
Y yo ,
mientras tanto,
estoy aquí,
absorto
e indiferente,
cobijado
de la lluvia
y el frío,
pensando tan sólo
en vosotros,
mis pobres
olvidados:
¡Mi dulce Nerval;
mi profundo Villiers
De L’Isle Adam;
nadie tan místico
y procaz
como tú,
querido Henry,
que ya lo dijiste todo
en El Tiempo
De Los Asesinos;
y en ti también
Autor
del Tratado
De La Unidad¡.
¡Y sobre todo
hay dos
que no quisiera
por nada del mundo
olvidar:
El astuto británico ,
autor de los Inmortales,
el más sabio,
y a la par,
el más tonto ,
aquél que ya vio
con claridad
en qué consiste
La Modernidad,
esa prostituta engalanada,
hija del crimen
y de la afrenta,
la que nunca
puede tener
la boca cerrada.
Va por ti,
querido Bulwer.
Y por fin,
llegó hasta el último .
No diré tu nombre,
ni profanaré tu memoria,
a la que la Niebla
envuelve,
sólo una palabra:
¡Qué hermosa
y qué terrible
es aquella mujer
del collar¡.
Me detengo
y escucho.
El silencio
me rodea.
Ya nada grita,
ya nada vomita
o irradia
su nefasta
influencia.
Tu libertad,
me digo,
es la mayor garantía
de la mía.
Esto me deja
contento.
Y para acabar
te pregunto:
Si no hubiera
Democracia,
¿qué sería
la otra cosa ?.
Carmelo Abadía
Licenciado en Derecho
Alfajarín.
Zaragoza, [España].
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