Premio
Punto de
Excelencia

 

CAPRICHOS NICARAGUENSES

Norbert-Bertrand Barbe


Obra de la Pintora Montse Valdés, óleo sobre tela, 146 x 114 cm.

 

FAHRENHEIT MANIFIESTO

                No es preciso quemar los libros:

                1/ Se desmoronan por sí solo con el paso del tiempo;

                2/ La posteridad - que en realidad sólo designa el reconocimiento de los hombres y su memoria olvidadiza -, si acaso, dura poco siglos: después de clásico, antiguo; y finalmente desaparece el recuerdo de la obra, y con él la obra (o bien la misma obra, y con ella el recuerdo) - cuando no se vende, o mucho peor aún cuando sencillamente se desconoce una obra, jamás se vuelve a reeditar -;

                3/ Se pierde la voz de cada uno en la Torre de Babel del discurso de todos en conjunto, coro sin diapasón;

                Alimañas me acompañaban en mi desdicha de artista. (El artista no tiene seguro, será que por no tener seguro es tan inseguro, o más bien será que es porque es inseguro que no le den seguridad, el Seguro Social como último eslabón, diploma de inserción en el sistema. No lo tienen los que no encajan, tampoco los que ya no son útiles, obreros licenciados, "mojo working", los que no trabajan en zonas francas, o los cuya empresa decidió deslocalizarse.)

                Alimañas, o sea, en mi cuarto estos pequeñas moscas o no sé qué que rodean siempre los baños públicos y se parecen, en miniatura, a lazos de novia negros, bonita imagen. En la calle, alguna que otra mosca de verdad, de las que zumban y tienen el abdomen blanco de los lombrices que llevan por dentro. Claro también, las cucas comiéndose al amparo de la noche el festín de las vanidades diario de un cubo de basura.

                El otro día, maté a una cucaracha que salió acercándose a mí mientras estaba cagando.

                A menudo el aire acondicionado se para, o huele a cigarillo; me quejé a los de la recepción, pero al parecer lo hacen adrede, para evitar que la gente ponga mucho tiempo el aire, y así ahorrar unos centivatos sobre la cuenta de la electricidad del hotel.

                4/ Hay tantas tonterías y testimonios individuales, pruebas circunstanciales de la Nada, que se escriben;

                Un escritor, debo decir, es de pocos amigos.

                Bien sabrá, idóneo lector, lo de siempre, uno tiene novia, amigos, colegas, pero en el trabajo. Un escritor no trabaja, escribe. Escribir ya no es un oficio, ya que no hay mecenas. Además hoy en día, cuando aquel duro oficio de artista se ha vuelto de una clase burguesa adinerada y desempleada (como antiguamente el arte de pintar para las esposas sin tareas de dicha clase), quien quisiera o se imaginaría escribir alabanzas para un noblucho de por ahí, sino tal vez los de los programas de la tarde de la televisión; hoy uno sólo puede escribirle alabanzas a la administración pública (incongruencia sin duda, algo así como tirarle un piropo a un prostituta antes de subir a su cuarto), o al seguro social pidiendo lismona. A veces a algún que otro juez atareado, para que deseche (desheche) los derechos de uno a vivir dignamente su vida.

                5/ Hay tantas reiteraciones, palimpsestos e imitaciones;

                6/ Hay tantas publicaciones mercantiles contando los últimos chismes, las vidas sin mayor trascendancía de estrellas fugaces;

                En lo personal, en mi país de Nunca Jamás, creo que sin duda tienen una política social, sino oportuna, por lo menos bien definida.

                Parece que la cultura tiene que llevarse al pueblo para librarle de lo que es; bueno, francamente lo que es, no lo sé muy bien, tampoco a decir verdad estoy muy seguro de que el mismo lo sepa, ni mucho menos que lo sepan los que le llevan la cultura como platillo de arroz a uno que se muere de hambre. Sólo que arroz, no le llevan, sólo cultura, porque según ellos no se puede vivir sin cultura; mas como para el que tiene el vientre vacío la cultura no le da de comer, no sé si exactemente se puede decir que está en situación de disfrutar el regalo.

                Bueno, yo ví instalaciones de artistas famosos con mesa, cucharas, tenedor y cuchillo, vaso y plato, pero no eran de comer.

                En aquella ciudad de Far Far Away, que - fuera de vacaciones - rezuma a cigarrillo frío, sudores ajenos y alcantarillas muertas, en la que convivo con mis pocos amigos de la noche y mi cuarto - pues, suelo dormir cuando se levanta el sol, y despertarme cuando los demás vuelven del trabajo -, nos explicaba el otro día el canal regional que el cocinero ese de los idiomas, o mejor dicho de los idiomatismos o idioteces de la comida, que les hace moronga los efluvios y chicharrones las hojalatas, encontraba su inspiración en la obra plástica de ese otro hijo regional que en su museo - uno de los tantos que le hicieron por lo que pude comprobar - ponía camas en las paredes, con todo y su ropa.

                No me extraña para nada.

                7/ Además, la mayoría de lo que se escribe, edita, publica, graba o quema de una forma u otra, no recibe publicidad o propaganda adecuada, ya que sólo los grandes tiburones y medusas de múltiplos tentáculos tienen todos los medios de información a su alcance y servicio, los pequeños sólo difundiendo sus cuitas en trasnoches madrugueras de vinucho;

                Bueno, podríamos decir tal vez que así van las cosas.

                Siempre se arreglan, aun mal.

                Se supone supongo que para algo se fomenta la ayuda internacional.

                En mi país de Nunca Jamás, decidieron ayudarnos a merecernos el paraíso de los grandes descubridores y maestros, así que se llevaron mucho dinero, compraron un espléndido parque central, con una maravilla de casa colonial en el centro; le pusieron nombre y apellido y nos nombraron así a unos diez, que por cierto hemos cambiado con el tiempo, agente de propaganda y cultura. Bueno, la verdad, siempre fuí yo más que todo quien hizo un poco de todo, homme à tout faire, capataz, según desde qué punto de vista lo querrán ver.

                Y hoy estoy aquí. Bueno, no es que tuvieramos nada de artistas, pero como ya lo habían intentando con campesinos y que no les salió nada mal, pues, entre eso de la ingenuidad necesaria del arte contemporáneo y el que ponerle dos ramas para brazos a una burbuja y una media luna como cuernos a un triángulo de hocico rosado y cuerpo cuadrado, con un guante de cocina en lugar de ubres, cualquiera lo puede hacer, y que al parecer les parecía bien a los interculturalistas del otro lado, que veían ahí la perfecta comprobación de sus ideas de lo festivo de nuestras inmaduras tierras, y una razón más (quiero decir aparte de lo de dejarnos dependientes financieramente - pues, si a uno que muere de hambre le quiere ayudar, no le des de comer, enseñale a pescar -) de querer enmendar o redimir o formarnos para satisfacer sus necesidades de tener alguien a mano a quien explicarle su pedagogía de ellos para autoconvencerse de la misma, pues, aquí estoy yo. Genuino ejemplo. Claro, me pagaron el viaje y la estancia a su país de Far Far Away de ellos, al otro lado del charco.

                Así que no hace falta decirles que me siento como una chica yeyé.

                8/ La mayoría de los que escriben no tienen nada que decir;

                9/ El escritor no es sino un esclavo de la mentalidad de su época;

                10/ A prueba, su utilización benévola de cualquier nueva palabra o idea de moda, su avasallamiento al gusto de sus lectores;

                 Supongo que si realmente les hubiera importado llevar la cultura al pueblo, no nos hubieran elegidos a nosotros, sino a artistas necesitados de la Escuela de Bellas Artes o a jóvenes en los certámenes de nuestras escuelas y universidades, o sino también que hubieran intentado salvar las últimas copías de las obras de nuestros poetas y artistas, que, por abandono, desinterés e incompetencia, cuando no es por robo y piñata, se van desapareciendo, jodiendo, y hubieran traído fotos y fotocopías que traducir a sus propias tierras, pero creo entender que lo que quieren en sus proyectos es llevarnos su cultura de ellos (bueno la verdad, no sé si fuera tan necesario, ya que nos viene ya por la televisión y el cine, pero uno siempre quiere mejorar su score supongo), y, de pasada, pagarse a sí mismos - o digamos a los que están en la pachanguera de los amiguitos - vacaciones al sol una o dos veces al año, sólo cuestión de asegurarse de visu de que no hayamos desaparecido nosotros también, con platanos y todo.

                En los diarios nuestros, los periodistas explicaron que los programas que nos trajeron (pues,mientras nos llevan dinero, cualquier cosa aceptamos) no fueron impuestos, sino que los necesitabamos, y que fueron pensados - y aceptados (como si acaso se los hubieramos encargados) - para y en función de la realidad nuestra. Menuda broma.

                 Supongo que pudiesen patrocinar programas de radio y televisión y libros de escuelas para rescatar nuestras obras maestras en nuestra desventajada memoria colectiva, pero no lo hicieron. Supongo que eso tampoco era lo previsto. Claro también que, entre todos, a nuestros escritores, o les menosprecian porque se avasallan a ellos, o los rechazan porque hablan de rebeldía. Hay muchos que hablan de rebeldía, pero ya todos han muertos.

                11/ El que escribe sin esperanza de lector - o tan poco -, desgraciadamente, sólo repite las quejas de los que, antes que él, pidieron ayuda a Dios y la grande edición, pero que él nunca leyó tampoco, ya que, precisamente, les tiró al calabozo del olvido cotidiano la laide hydre du commerce;

                A nosotros, no nos pagan las obras que venden aquí de donde les escribo, del país, por cierto - ahí vamos, pues ("you take my heart away, that's alright baby, how long, baby, how long how long...") -, de Far Far Away, sólo nos dan el material para pintar. Las obras las venden ellos. Yo todavía espero la fama. No desespero, aún soy joven, 36 para mucho.

                ¿Y qué? ¿Me van a decir que pierdo mi tiempo? El hecho es que en otras partes, tampoco me lo ganaría. Esa es la ley del más listo. Aprendí que era mejor (mucho mejor) pedir y recibir que morirse de hambre. La libertad, no nos la van a dar. Y aun así, suponiendo que quieran dárnosla, ¿a quienes la darían? Líderes tenemos, claro, como todo el mundo, pero ellos tienen cuentas en el Banco de Finanza, aquí donde estoy hoy de invitado, con mis amigos de siempre, entre la noche y la luz.

*

                ¡Ah! Por cierto, ¡casi se me olvidó hablarles de las comodidades!

                Entre las cosas buenas es el minibar del cuarto. No hay mucho, un latita de aceitunas rellenas que me comí la primera noche, antes de ver los precios en el papelito sobre la mesa: 3,21 $. Bueno, y también botellas chiquitas de ron y otras vodkas, y un tuco más grandes de las bebidas de costumbre: Coca, Fanta, nada del otro mundo, 25 cl, y, claro, siempre de a 3,21 cualquiera.

                Cuando tomo no lo apunto en el papelito (aunque daría igual, ya que no pago yo, pero no quiero pasar por un aprovechado sinvergüenza), dejo algo en el fondo, y relleno el interior con agua. Con el abridor, vuelvo a colocar la tapita (tengo cuidado también cuando las abro), y ya. Sólo que ya casi todo me lo tragué, y voy a tener que encontrarle una solución, o sino ya no podré aprovechar, ya que, por supuesto, no han renovado mi almacen de botellas. Lo que más me molesta, es que, con el calor, siempre me gusta tomar bien fresquito.

                Las historias siempre son las mismas: no sólo el escritor depende de la estructura repetitiva de su propia obra (mismos personajes en series como las de Anne Perry por ejemplo, mismos motivos, acción y temas: la mujer infiel, el niño no reconocido, la homosexualidad), pero también de los motivos y temas sobresalientes del género en su época (en el caso de Perry, el "serial killer"), sin cuidado del anacronismo que aquello presenta respecto de la época (y las normas del género, precisamente) en que se supone ocurre todo lo relatado.

                No hay, pues, sea en la vida personal (psicológica), social o intelectual (el arte) libertad alguna del individuo: depende, siempre, de las conformaciones previas a toda existencias:

                1/ De la especie;

                2/ Del grupo:

                               a) La familia;

                               b) Del grupo;

                Mediante la educación (clase, casta, sociedad, civilización, moda).

                Joven, el lector, paciente por ignorancia, no sabe, pero más educado, por sus lecturas entonces, se cansa de leer, bajo distintas formas, siempre las mismas cosas, las mismas ideas, a menudo mal escritas.

                Hablo del lector ideal, inteligente, es sin hablar del lector promedio, que lee como otros van al cine o miran televisión, para entretenerse (y, de paso, apuntemos que igual pasa al amateur para con las recurrencias en las demás artes).

                Así que, de este punto de vista también, no hay necesidad de quemar los libros:

                12/ La mayoría del lectorado lee pero sin entender, como la gente suele mirar sin ver, oír sin escuchar; y, bienaventurado, no se recuerda lo que ha leído, lo que le permite nunca aburrirse por las repeticiones debidas a gustos y modelizaciones genéricas de la época, y la falta de originalidad de la mayoría de los que hacen arte alguno;

                Ah, y también eso de los clasificados.

                En los diarios, ponen anuncios que al inicio me dieron risa. Aunque donde nosotros también tenemos estos de las masajistas complacientes.

                Pero ellos más, mucho más, tienen; casi dos páginas enteras con las jovencitas de verdad, de 18 apenas, rubias que dicen, flacas, muy tiernas y sexy, a domicilio o al hotel, las 24 horas; lo único malo es el precio: 150 o 200 $ la hora.

                Vale. La otra noche, llamé a una.

                Nos hicimos amigos, jodamos rico. Sólo que, para mí, una hora, no es suficiente. Ella no quería quedarse. Tuve que atarla y golpearla algo para que se quedara tránquila de una vez.

                Tal vez me pasé.

                No es que no se mueva del todo, porque tiene el pie que no para de dar respingones, pero tampoco es que abre los ojos ni nada. "Bad Luck Blues this morning when my baby said good bye"

                Hace ya cuatro días que le digo a la chica de la limpieza de no molestar.

                Cuando salgo, pienso siempre en dejar el papelito colgando en la puerta: Do Not Disturb.

                La puta, ella, no habla. Bueno, lo que pasa también es que le pusé un trapo en la boca, y lo aseguré con taipe. Mucho taipe. Pues, ni quiera Dios que se ponga a gritar en el cuarto.

                Al parecer, nadie se ha percatado de nada. Aunque que el tipo de la recepción esta mañana me miraba de reojos.

                De toda forma, dentro de muy poco tiempo, se acabará mi estancia, y tengo que tomar el avión de regreso el día previsto. Yo no tengo para quedarme más. Sin hablar del precio del motel. 70 la noche por un cuarto de 2 por 3, nunca me hubiese imaginado que fueran tan pobres o tan ricos - según como uno lo ve - los de aquí.  Donde nosotros, una cosa así cuesta unos 2 $ la noche, y como mucho.

                Ya entendí cómo funciona eso de las relaciones en los hoteles. Gente que se desconoce se asocia para hablarse, no quedarse sola, más que todo en el momento del desayuno.

                Es un tipo de buffet libre.

                Yo me hice amigo de un pakistanés o por el estilo; es buena onda el chavo, nos hablamos en inglés, sólo que yo, el inglés, la mitad no la entiendo, y la otra mitad no la hablo. Pero parece estar satisfecho con nuestra relación. Así que yo también.

                Además, como tiene algo más de dinero que yo, suele invitarme, y eso me cae muy bien.

                13/ Y para que el poco lectorado que leyera entendiendo encuentre el libro que diga sin robar, mentir, olvidar, o contar tonterías, corresponde a un porcentaje mucho más que infinitesimal;

                14/ Aun cuando el lectorado más culto encuentra las más bellas obras del intelecto, las transmite pervirtiéndolas, ya que, al parecer, la obra como decía un trompetista negro al joven Kirk Douglas en una película se toca para sordos, siempre.

                La sociedad no quiere entender, los individuos no entienden, sólo queda el silencio y el grito sin alcance en el pecho.

                Urania, hinchazón monstruosa que hace retroceder al sol; Urania, Urania mía, mujer de cien kilos que se muestra en las ferias inspiradas de los arrabales; Urania, en la hidalguía de los escupitajos que propagas en la tierra; Urania, tú que chapoteas en tu grasa como el soberano en su grandeza; Urania, cuyas tetas gigantes sacuden las risas de espanto de los transeúntes adormilados; Urania, oh, Urania, diosa mía de la vulgaridad, sentada en un bullicio de pijas aplastadas cual corsario en un nido de ávispas, estrangulando con sus muslos globulosos la cabeza del reptil alado.

                Sufrirás de mí todos los suplicios que has soñado sin saber, suplicios infinitos, deliciosos, torbadores, añorados. Serás una pequeña cosa a mis rodillas, sometida a todos mis deseos. Serás prole de todas las fantasías del amor y de los ireales demonios à quienes pertenecerás. Te ataré con sogas, apretaré duro con cadenas, te azotaré, te dañaré, pintaré tu cuerpo, tengo agujas de jade que te penetrarán como dardos y rosas venenosas que desgarrarán tu piel. Derramaré tu sangre, gota a gota.

                Me pertenecerás y todas tus fibras vibrarán bajo mi ser triunfante. Mirarás con turbación y gozo indecibles los almocárabes que cubrirán tu cuerpo y adorarás mis manos divinas. Seré mago y la luz y las tinieblas se entremezclarán.

                La obra al negro.

                El grito mutilado.

                Las putas de Bienfilâtre.

                Nunca puede preveerse a que extremidades se entregará un Francés, Masters en Historia del Arte y Doctor en Literatura Comparada, una vez borracho. Se puede apostar, así no más, al azar. Hasta se pueden hacer un sinnúmero de apuestas.

                Y pueden alinearse por órden de probabilidad. Ejemplo - empezando por las más simples: Tomará otro whisky, se peleará, hará un discurso, saltará de un tren... O también comprará pintura verde, derribará un árbol, danzará la danza del vientre, cantará God Save the King, robará un clarinete... Se pueden imaginar hipótesis cada vez más inverosímiles, hasta llegar a la más inverosímil de todas: podrá tomar una resolución y atenerse a ella.

*

                Una confesión.

                De pequeño, a todo le tenía miedo a todo, y también todo me daba miedo; o sea, no sólo que yo desconfiaba de las cosas, sino que ellas mismas me daban pena. Así que fue todo un esfuerzo para mí, e, digámolos de una vez, un trabajo para vencer mi miedo el ir a ver películas de horror.

                Hoy, hacia tiempo que no había ido, fuí a ver Madhouse, no acabo de hacerme a la idea de cuanto tienen los chicos que parecerles valerosos a las chicas, por reírse tan fuerte mientras están en el momento crucial de perder la su cabeza - o sea, en sentido literal - uno tras otro en la pantalla. Hasta al final del filme, yéndonos hacia los baños, una chica le dijo a su compañero: "A mí, me daba risa la película", y el tonto de responderle: "A mí también". Ya, claro. A mí, me sonó eso a como cuando en los programas de preguntas de cultura general el que no sabe responder, cuando se le dan la respuesta, nunca falla en contestar, como si hiciera falta: "Ya lo sabía, pero es que en el momento no me vinó". Bueno, creo que los dos estaban coqueteando, sencillamente, y ya está, nada más. Punto.

                Yo, por mi parte, cuando tengo miedo, intento comparar mentalmente los recursos con los des las otras cintas del género que ya ví con anterioridad. O sino, cuando las cosas van muy mal, sólo tengo que pensar en mi vida para no estar tan impresionado por demonios cinematográficos.

                Me pregunto porque los muertos por ser muertos pierden uso de la palabra, ya que no a todos se le corta la lengua, y se vuelven todos malos y hambrientos de sangre (bueno tampoco me satisface mucho esto del profesor que sigue hablando una vez le cortaron la cabeza en Re-Animator, ya que, obviamente, sin cuerdas vocales, esto no puede ser); aunque pensándolo, se puede siempre sugerir que la sed de vida - representada por la sangre corriendo por las venas de los que no están muertos - es lo que vuelve locos a los ya difundos, más cuando acaban de morirse y todavía no tubieron tiempo de hacerse a la idea. Nonobstante, ninguna hipótesis seria puede explicar esto de que ya no pueden hablar. La gran puchica.

                Igual es curioso que la visión que se tiene de los manicomios en las pelis tenga tanto que ver con los del siglo XIX - aunque yendo uno envejeciendo, mirando a como va el mundo, y familiarizándose además con la incompetencia de la administración, la gente en general, y los médicos en particular, no le resulta del todo imposible de creer que así sigan más o menos hoy día, la realidad superando la ficción -, y que los enfermos mentales se asemejen a los tipos de monstruos de las ferias del mismo siglo XIX.

                Me pregunto si la actriz de Madhouse es de la familia de Cheryl Ladd; de cualquier forma, bomboncito pequeño que era, es mi tipo de mujer. Sí, señor.

*

                Estoy pensando a ponerla en la bañera. A lo mejor, si consigo un cuchillo bien afilado - hay un super por el lado del puerto -, logro descuartizarla y me la llevo trozos a trozos al mar. Para que no grite, le daré un buen golpe en la cabeza. Igual como lo ví hacer con los cerdos y las gallinas. (Bueno, en realidad a los chanchos sólo en las fiestas patronales de agosto ví como los mataban los encargados - o sea los mayordomos, los que cumplían su promesa del año pasado para con el Santo -, en el pequeño recinto ese de al lado del parque central.)

                Mientras tanto, lo bueno es que, ya no tengo nada que beber, pero sigamos con el rumbo ese de amigos y algo más.

                No me importa para nada que no hable o me mire cuando me la tiro. Nunca me han gustado las mujeres que hablan demasiado, pero sí, me hace sentir más poderoso y sexual eso de que se me quede mirando.

                Y su mirada, ah eso sí que es una cosa lo de su mirada.

                Entre asustada, implorante y desvanecida.

                15/ Aun cuando la obra es el sino y el signo del grito mutilado de la puta que radica en el pecho maltratado del excluído (de la vida, la sociedad, el cuerpo), no se oye; aparece como mero entretenimiento, mera diversión, al lector ocioso.

                Y así atada, en mi cuarto, es que mi putita me recuerda a la Musa coja de José Coronel, el enano irlandés de yeso al que la chica rompe una pierna en Hasta que la ley nos separe, símbolo fálico de ofrenda matrimonial, al igual que los de: The House of Yes, Loco por Mary, La boda de mi mejor amigo, y en fin: The Wedding Planner.

* 

                Siento las llamas disparando chispas de mi corazón cuando creo, mas me atraen las luces de la noche; vuelvo a sentir la necesidad de las chicas: el olor a recién lavado del sudor justo después del baño mezclándose con el gusto sútil a sal del mar de la piel joven jabonada y el olor a caramelo del perfume de las chicas, y a veces también, de repente, de algún chico.

                Pero vuelvo cuando ellos salen, pues "Poderoso caballero es Don Dinero".

                Es cuando, en mi cuarto me siento como monje encarcelado, en el ascetismo irremediable de la creación, ese acto compulsivo.

                Sólo hace poco acabo de entender esto de llorar como una Magdalena, antes siempre creí que se refería a las galletas esas de Proust, quién sabrá porque; el espíritu es cosa rara, ¿no le parece? lol

                Yo creo bastante en esto que postuló Robert Filliou en The speed of art (1979), de que: "La velocidad del arte es una función de la vida más la ficción; la ficción tendiendo hacia cero".

                16/ El deseo de trascender el mero relato de la vida propia y ponerle algo de chispa y escarchas, como maquillaje, lo trasforma todo en pura estética, a detrimento de lo que uno intenta decir; pues, el lector/espectador puede quedarse disfrutando de una forma bonita, como paseante en un parque de los castillos esos de Europa, bien arregladitos, perdiéndose en los efluvios diversos y las cualidades formales de lo expresado, pareciendo el fondo volverse segundario aun cuando es sólo la forma su envoltura. O por lo menos así debería ser; es curioso ver tantos artistas y críticos haciendo alarde de que uno tiene que no buscarle sentido a sus obras, mas dejarse llevar por los sentimientos inmediatos; pues, cuando uno no tiene nada que decir, mejor callarse. Lo que en la vida real parecería a todos una máxima insolencia, hablar para no decir nada en concreto, suele en el campo de las artes ser visto como principio, base y fin en sí del oficio (¿esmero?) artístico. Arremediendo a un cocinero televisivo de por aquí: sin fundamento.

Norbert-Bertrand Barbe

Dr en Literatura Comparada.

Francia.

Copyright ©2005 Norbert-Bertrand Barbe

 

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