EL«CANTAR
DE MIO CID» Y LA ÉPICA
Introducción
EL«CANTAR
DE MIO CID» Y LA ÉPICA
Lo que de inmediato nos llama la atención en estos poemas
en miniatura oscilan entre dos y seis Versos, entre doce y
treinta y dos sílabas es precisamente su brevedad.
[...] He aquí una jarcha con el máximo: treinta y
dos sílabas. Fue transcrita a principios del siglo XII por
el más grande de los poetas hebreos medievales, Yehú-dá
Haleví, quien la puso en boca de una muchacha, simbolizada,
a la manera oriental, en una gacela:
Vai-se meu corachón de mib:
yä Rab, ¿si se me tornarad?
Tan mal me dóled lí'l-habib;
enfermo yed: ¿quánd' sanarad?
Una vez nos liemos abierto camino
por entre la maleza de las palabras árabes, [no hay duda
de que nos las habemos con un poema cabal, con plena entidad poética]:
la mejor indicación de ello es que no cabe traducirlo, sino
apenas parafrasearlo laboriosamente. El sujeto de los cinco verbos,
así como el leitmotif del poema, es carachón; pero
en los dos primeros versos esta palabra representa el delicado eufemismo
'amigo' (como en gallego-portugués): habib. Sólo en
los dos versos últimos, cuando el habïb aparece como
tal, el sentido de corachón se vuelve literal. [...] La forma
un esquema reduplicado de afirmación> pregunta/afirmación>
pregunta, donde la interrogación surge en cada caso de la
afirmación previa subraya la alternancia del paralelismo
con causa y efecto en el significado: mientras "Vai-se meu
corachón de mili" (verso 1) explica el dolor del corazón
(3), el "quánd' sanarad?" (4) no es sino otro modo
de decir "si se me tornarad?" (2). Este movimiento de
ida y vuelta entre la lógica causal y la pura emoción
de las preguntas retóricas paralelas refleja de manera bien
eficaz los sentimientos de la muchacha, entre el azoro y el dolor.
En otra de las jarchas transcritas por Yehudá Halevl, aparece
la misma "gacela", pero con un carácter más
decidido:
Garid vos, ai yermanelas,
¿cóm' contenirei meu male?
Sin al-habib non vivreio:
¡ advolarei demandare!
Si de la jarcha anterior podíamos decir que tenía
un diseño zigzagueante, de ésta diríamos que
tiene forma de cuadrado: tras pedir a sus hermanas gacelas que le
respondan, la que habla pasa a hacer la pregunta misma, a explicar
lo que ésta significa y por último habiéndola
ya formulado con claridad, al modo socrático, en su propia
mente puede deducir la respuesta que buscaba desde el primer
momento.
Semejante estructura cuadrada' aparecerá
más tarde en muchos poemas folklóricos de cuatro versos.
En la otra punta del imperio árabe (donde otra nueva literatura,
en el alfabeto de los conquistadores, había comenzado a desarrollarse
antes que en Occidente), también, los teóricos de
la copla llamada robâ'i que terminaría siendo
una de las formas poéticas predominantes en Persiasostenían
que su secreto técnico radicaba en darle al tercer verso
un giro conceptual que permitiese al cuarto cerrar el cuadrado,
saliendo así como de hecho sucedíapor
la misma puerta que habían entrado.
Sin embargo, el robâ'i tradicionalmente considerado como
el más antiguo poema persa se comporta de distinto modo.
Aquí, nos importa tanto temática como formalmente:
Ahu-ye kubi: dar dasbt,
che-gune davad-â!
U na-dârad yâr; bi-yâr
che-gune boyad-â?
Una gacela de la montaña: por el desierto
¡cómo corre!
No tiene amigo; sin su amigo,
¿cómo vivirá?
Esta cuarteta evoca el método más característico
de comparación utilizado por la poesía tradicional.
Podemos llamarlo 'equivalencia simbólica', y al recurso que
emplea, 'ecuación simbólica'. Estructuralmente, consiste
en un paralelismo hipotáctico de los términos figurado
y real de la comparación; esta inseparabilidad del contenido
simbólico y de la forma paralelística nos lleva a
reconocer que el paralelismo es en sí mismo un recurso tanto
comparativo como formal. De hecho, un estudioso ha podido tratarlo,
sencillamente, como una forma de imagen comparativa, en la cual
la yuxtaposición de afirmaciones sintácticamente semejantes
implica su semejanza o equivalencia en otros aspectos.
La copla típica sea un robâ'i, una seguidilla
andaluza o una quadra portuguesa es particularmente apropiada
para hacer afirmaciones de dos versos, las cuales parecen inocentemente
literales hasta que descubren su simbolismo gracias a los dos versos
finales, que constituyen el término exacto de la ecuación
y explican el significado 'real' del significado simbólico.
Eso es lo que más o menos ocurre en el robâ'i citado,
salvo en la asimetría ingeniosamente creada en el tercer
verso por el patético aparte "no tiene amigo".
Sin embargo, una vez que un símbolo se ha hecho suficientemente
conocido como es el caso de la gacela para todo aquel familiarizado
con la tradición poética del Islam, es posible
dar un paso más allá de la ecuación simbólica
normal, omitir totalmente, por economía, el término
apropiado y utilizar sólo el símbolo. En efecto, la
que se maneja en nuestro robâ'i es esa técnica de la
"sustitución simple", cuya comprensión depende
de un conocimiento previo del símbolo en cuestión.
Tanto el desierto como la loca carrera de la gacela (al igual que
el movimiento de ida y vuelta o el vuelo para buscar al amante,
en las jarchas) reflejan la angustia de la muchacha ante la pérdida
de su amigo; pero como símbolo y realidad se han fundido
por completo, nos sentimos conmovidos por la queja de la joven,
sin por ello olvidarnos de nuestra primera y vívida visión
mental de una gacela real en un desierto real.
* Stephen Reckert, Lyra minima:
Structure and symbol in Iberian traditional verse [King's College,
Londres], 1970, pp. 1-4. (Traducción de Julio Rodríguez-Puértolas.)]
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