Jarchas
y lírica tradicional:
FOLKLORE Y PARALELISMO EN LA
CANTIGA DE AMIGO
EUGENIO ASENSIO *
FOLKLORE Y PARALELISMO
EN LA CANTIGA DE AMIGO
Digades, filha, mia fuha velida:
porque tardastes na lantana fria?
os amores ei;
dígades, fuha, mía fílba laucana:
porque tardastes na irla lantana?
os amores ei;
Tardeí, mia madre, na lantana fría,
cervos do monte a au gua volvían:
os amores ei;
tardeí, mía madre, na fría fontana:
cervos do monte volvían a augua:
os amores ei;
Mentir, mía fílba, mentir par amigo;
nunca vi cervo que valvess'o rio:
os amores ei;
mentir, mía fuha, mentir por amado;
nunca vi cervo que volvess'o alto:
os amores ei.
[...]
En el poema de Meogo el diálogo de madre e hija está
formado por tres elementos: a) madre que pregunta el motivo de la
tardanza de su hija en la fuente; b) hija que alega una excusa ambigua
con un sentido literal y otro simbólico; c) réplica
de la madre, que no acepta la semántica literal y pone al
desnudo el referente del objeto simbólico. Este diseño
ha sido seguido con fidelidad en una serie de canciones recogidas
en el siglo pasado por folkloristas franceses, en las cuales unas
veces aparece el erótico ruiseñor, otras, con prosaica
racionalización, el pato. La presencia del ciervo no es una
mera variación caprichosa de Meogo. De su importancia se
percató A. F. G. Bell, quien de ella dedujo que su autor
"era un judío o, al menos, estaba familiarizado con
el lenguaje e imaginería oriental del Antiguo Testamento"
y lo relacionó con su condición de monje, denunciada
por el apellido Meogo. Livianas bases para tan pesado edificio.
El ciervo, símbolo fálico, pertenece a la más
típica herencia del paganismo hispánico. El obispo
de Barcelona, Paciano, a fines del siglo iv menciona la costumbre
de "cervulum facere" "hacer el ciervito"; según
San Jerónimo, Paciano había escrito un libro entero,
Cervus, deplorando la costumbre de revestirse de pieles de ciervo
para entregarse a prácticas inmorales. El antiguo homiliario
hispánico (British Museum, manuscrito Add. 30845) en el sermo
in caput anní censura turpissimam consuetudinem de anniculam
vel cervulum exercere y pregunta retóricamente: "Quis
enim sapiens credere poterit inveniri aliquos sapientes qui cervulum
facientes in ferarum se velint habitus commutan? Alii vestientur
pellibus pecudum, alii adsumunt capita vestiarum ... " ["¿Qué
persona inteligente podrá creer que se encuentren algunos
hombres cuerdos que, haciendo el ciervito, quieran cambiar su aspecto
por el de fieras? Unos se visten con pellejos de oveja, otros se
ponen cabezas de bestia ... "]. Tentador es el relacionarlo
con el ciervo que, figurando al amigo, aparece en los versos hebreos
que preceden a una jarcha mozárabe: "Cuando el ciervo
ha venido a llamar a su puerta, ella, desde el cuarto, alza la voz
y dice a su madre: 'Que faray mama/meu lhabib est ad yana'".
Las cantigas de Meogo revelan, a mi ver, un proceso por el que
seguramente pasaron otros motivos fases y estados intermedios de
un relato poético en vía de asimilación a la
cantiga de amigo. [...]
La poesía de cuño popular maneja preferentemente formas
de paralelismo abierto. El núcleo simplicísimo o estrofa
de cabeza engendra nuevas estrofas empalmadas mediante la anáfora
de la frase inicial y caracterizadas por la reiteración de
los giros' emocionalmente cargados. La repetición pura y
simple no satisface a una estética cada vez más refinada.
La eficacia del poema aumenta cuando la repetición sirve
de marco a la variación o cuando al lado del concepto positivo
se coloca, a modo de claroscuro, el concepto negativo, o cuando,
manteniendo idéntica la frase, se altera el orden y el ritmo.
Ordinariamente el dístico de base remata en palabras castizas,
rituales, que traen de la mano la rima alternamente. [...] El segundo
dístico reproduce el primero, sin más modificación
que el relevo de la palabra rimante por un sinónimo consagrado:
salido / levado, amiga / amado. En las canciones de aire antiguo
predominan las asonancias alternantes ia-aa, condicionadas por los
finales favoritos: amigo / amado, río ¡ alto, navío
¡ barco, pino / rama. Siguen de cerca las asonancias ia-aa,
acarreadas por los remates amiga / amada, velída / lauçana,
fremosinha / ben talbada. Las parejas sinonímicas ocupando
su sitio estratégico al cabo de los versos desempeñan
doble misión: la de facilitar la alternancia y la de recordarnos
que nos hallamos en los dominios de la cantiga de amigo, dentro
de un cerco poético convencional. (No de otro modo que el
ay prolongado y vocablos como serrana, quereres, gitano nos sitúan
en la canción andaluza.) El colorido se convierte en pátina
cuando las palabras rimantes conservan una fonética arcaica
ya superada por la evolución de la lengua: lauçana,
vado, fontana, pino, salida.
* Eugenio Asensio, Poética
y realidad en el cancionero peninsular de la Edad Media, Gredos,
Madrid, 1970', pp. 49, 51-53, 78, 80.
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