Poema Mermelada (no pretende ser nada)

       Forjemos un pacto que incluya albahaca, menta y romero en la estufa de un piélago blando... olores conjugados en la lengua del sol.
       Inventemos un orbe del tamaño de un fríjol, donde solo quepamos los bienaventurados del suburbio de los pulpos. Con aquella casa flotante, la que se le perdió al arco iris y se cristalizó en tu maqueta de plasticina.
       No quiero atropellos automatizados por el enojo. Mi finalidad no es comprarte en las aristas, ni en las vitrinas, ni escarbarte en los estañones de basura.
       Erigí un plan para que no tengas que quitarle las semillas a los frutos. ¿Qué tal si soy yo quien te pele las bergamotas? He venido a ofrecerte mi adjetivo para que lo aglutines a tus oraciones diarias. He venido a instaurarme en vos... pero sin fiesta, sin vestido de novia. Nunca me gustó el protocolo.
       Sin tus deficiencias me siento hostia engomada al paladar, entre dientes de molino canelero, como atisbos en los diarios matutinos; difiriendo del alga imantada a la aurora en el arroyo mientras revienta sus burbujas el champán.
       Al margen del deseo congelo miradas, ya te habrás dado cuenta, y finalmente digo: –soy tuya–
                                     (Mi mejor magua)
                   Aunque te confieso, a veces me da miedo ser franca...