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DANAE RECIBIENDO LA LLUVIA DE ORO
1554
Museo del Prado, Madrid
Vecellio di Gregorio Tiziano (Hacia 1485 - 1576)
 
DÁNAE RECIBIENDO LA LLUVIA DE ORO

Ficha técnica:
Nº de Catálogo: 425
Dimensiones: 1,29 x 1,80 mts.
Tipo de cuadro: Óleo sobre lienzo
Fecha de la obra: antes de 1553

Tiziano Vecellio di Gregorio
(hacia 1490-1576)
Pintura italiana (Siglo XVI)

Tiziano Vecellio di Gregorio (hacia 1490-1576)
Oleo sobre lienzo: 1,29 x 1,80
Renacimiento (Siglo XVI)
Fecha de la obra: antes de 1553

Tiziano hizo esta pintura para el rey Felipe II para que formara pareja con "Venus y Adonis", (12 K), que también se expone en la misma sala. Ambos los denominaban "poesías" en su correspondencia. En la carta que Tiziano escribió al rey en 1553, acompañando el envío de la última, le decía "...y, porque en la Dánae que ya envié a Vuestra Majestad se veía la parte delantera, he querido en esta otra poesía variar y hacerla mostrar la contraria parte para que resulte la habitación en la que han de estar más graciosa a la vista". Se desprende de las sutiles palabras del pintor que así el rey podría contemplar la representación total de una mujer, pues mientras en el cuadro de "Venus y Adonis" la mujer aparecía de espaldas, en la Dánae se ofrecía de frente.

El tema representado es la fábula mitológica que relata cómo Zeus hubo de transformarse en lluvia de oro para seducir a la bella Dánae, a la que su padre tenía encerrada en una cámara metálica herméticamente cerrada precisamente para guardarla de las acechanzas del dios. En sus aventuras galantes Zeus se metamorfoseaba para evitar ser reconocido: en águila, en toro, en cisne..., o en lluvia de oro como en este caso. De esa especial relación con Dánae había de nacer Perseo, uno de los más importantes héroes de la mitología clásica.

La joven Dánae, a la que en el lecho acompaña un perrillo, contempla cómo cae sobre ella la lluvia de monedas, mientras su sorprendida y avariciosa sirvienta intenta recoger en su delantal la mayor cantidad de ellas. La blancura del cuerpo de Dánae contrasta con el cuerpo oscuro y retorcido de la sirvienta; y ambas se destacan sobre un hermoso fondo dorado casi tormentoso.

Existen varios cuadros del mismo Tiziano con el mismo tema en los museos de San Petersburgo y Nápoles. Parece que el de este último museo pudo ser pintado antes que éste.

Tiziano pudo contar con clientes de alta categoría como el propio emperador Carlos V, que además le ennobleció con un título palatino, y el rey Felipe II, su hijo. Pero mientras el padre encargó a Tiziano solo retratos y pinturas de tema religioso, Felipe II supo ver, y apreciar, la capacidad del pintor veneciano para componer temas mitológicos.

Tiziano realizó esta pintura por encargo de Felipe II para que formara pareja con la de "Venus y Adonis", que también se expone en la misma sala del Museo del Prado. En su correspondencia ambos las denominaban "poesías". En la carta que Tiziano escribió al rey en 1553, acompañando el envío de la última, le decía: ".... y porque en la Dánae que ya envié a Vuestra Majestad se veía la parte delantera, he querido en esta otra poesía variar y hacerla mostrar la contraria parte, para que resulte en la habitación donde han de estar más graciosa a la vista".

Se representa aquí la fábula mitológica que relata cómo Zeus se transformó en lluvia de oro para seducir a la bella Dánae, a la que su padre tenía encerrada en una cámara herméticamente cerrada, para guardarla de las acechanzas del dios o de cualquier otro mortal que se le aproximara. En sus aventuras galantes, Zeus se metamorfoseaba para evitar ser reconocido: en águila, en toro, en cisne ..., o en lluvia de oro, como en este caso. De esta especial relación con Dánae nació Perseo, uno de los héroes más importantes de la mitología clásica.

Tiziano ha representado a Dánae en un espacio abierto, enmarcado por un dosel y arquitecturas, y con un cielo de tonos tormentosos al fondo. La joven, tendida lánguidamente sobre su lecho, y acompañada de un perrillo, contempla cómo cae sobre ella la fructificante lluvia de monedas de oro, mientras una avariciosa sirvienta intenta recoger en su delantal la mayor cantidad de ellas. La blancura del cuerpo de Dánae contrasta con el oscuro y retorcido de la sirvienta.

Existen varios cuadros de Tiziano con el mismo tema en los Museos de San Petersburgo y Nápoles.