LXXX
CAMPO
La tarde está muriendo como un hogar humilde que se apaga.
Allá, sobre los montes, quedan algunas brasas.
Y ese árbol roto en el camino blanco hace llorar de lástima.
¡Dos ramas en el tronco herido, y una hoja marchita y negra en cada rama!
¿Lloras?... Entre los álamos de oro, lejos, la sombra del amor te aguarda.