LXXI
¡Tocados de otros días, mustios encajes y marchitas sedas; salterios arrumbados, rincones de las salas polvorientas:
daguerrotipos turbios, cartas que amarillean; libracos no leídos que guardan grises florecitas secas;
romanticismos muertos, cursilerías viejas, cosas de ayer que sois el alma, y cantos y cuentos de la abuela!...