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Surco arriba
y surco abajo
Araba el tío Roque
con su yunta de dóciles vacas:
con la Triguerona,
con la Temeraria.
Y conforme la reja iba hendiendo
la tierra esponjada,
que al calor y a la luz descubría
las frescas entrañas,
el secreto pensar del tío Roque,
que el silencio en redor barruntaba
por imán de silencio arrancado
del fondo del alma,
a esparcirse sin miedo salía
de la cárcel estrecha en que estaba,
y en las alas de un aire de otoño
se cernía con estas palabras:
¡Vuelve, Triguerona!
¡Vuelve, Temeraria!
Si la mesma canción de otros años
hogaño nos pasa,
di que nos avía
la miaja senara.
Ca vez más señora
te se pone la tierra y más mala.
No te sirve que le eches simiente
como chochos de gorda y de blanca,
ni que en piedra lípiz
gastes las pestañas,
ni que rompas, y bines y tercies,
y les des aricá bien temprana.
Cuasi con comuelgo
seis fanegas o siete derramas
y te dan veintinueve raídas,
que ni cuasi el trabajo le sacas.
Y esto es echar uno
las cuentas galanas,
porque si una pedrea te viene,
que no son muy ralas,
ni siquiera te deja un pajuco
pa sacar del invierno las vacas,
¡cuanti más un chocho
pa meter en casa!
Y entá no es lo malo
que no cojas nada,
porque en un apurón, hate cuenta
que un invierno... en la cárcel se pasa;
pero, amigo, te afronta con pagos
porque, claro, que no tienes cara
pa cuadrarte y decir que lo debes...
pero no lo pagas...
y lo cual es mejor no decirlo,
pues no habiendo vergüenza, no hay nada
¡Vuelve, Triguerona!
¡Vuelve, Temeraria!
Porque no es el decir de que digas
que no aguantas ancas,
y que te rebelas,
u que te aperrangas,
porque en viéndote ya mancornao
te quiten la carga
Es que ya no puedes el dir más alante
porque cuasi el aliento te falta,
porque viene de atrás la flojera,
porque no puedes ya con las rastras...
¡Vuelve, Triguerona!
¡Vuelve, Temeraria!
Si pintaran dos años arreo,
pues entá se tapaban las faltas
y el perro que hogaño
nos dio la senara.
Yo cuasi que tengo
como confianza,
porque entá no creí que venían
las primeras aguas
y la tierra con ellas se ha puesto
amorosa que gusta el ararla,
de modo y manera
que la cosa no empieza tan mala.
Y no miento ahora
los runrunes continuos que andan
de que el rey mesmamente en persona
viene a Salamanca,
que no es mala seña
si tampoco falla...
¡Vuelve, Triguerona!
¡Vuelve, Temeraria!
Yo no sé, pero yo me magino
de que el rey no vendrá a ver la Plaza,
que en el mesmo Madrid habrá muchas,
no agraviando a la nuestra, tan guapas.
Me magino de que él no se fía
y que viene a oservar lo que pasa,
porque hacienda en poder de criaos
se la lleva en un verbo a la trampa.
Me magino que viene a enterarse
de si tiras p'alante u atrasas,
de si siembras, u comes, o ayunas,
u pierdes u ganas.
De modo y manera
que en queriendo fijarse una miaja,
se ha de dir al Palacio enterao
de má e cuatro lástimas,
que, si a mano viene,
podrá remediártelas,
u quisiera poner los posibles,
que en pusiéndolos bien no te fallan...
Yo no sé; pero yo me magino
de que el rey no vendrá a ver la Plaza.
Y si sólo la Plaza le enseñan
los de Salamanca...
¡Para, Triguerona!
¡Tente, Temeraria!
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