Fragmentos en verso y prosa

 

 

 

 

SOLO PARA MI LUGAR*


El Guijo tiene otro hijo
desde este grato momento:
¡yo soy el hijo que al Guijo
le da vuestro Ayuntamiento!

Pueblo que obsequia a un poeta
es pueblo con intuiciones,
con instinto que interpreta
del arte las creaciones;

Pueblo que sabe pensar,
pueblo que sabe sentir,
pueblo que sabe honrar,
pueblo que aspira a vivir;

pueblo discreto que advierte
que sin cultura es suicida,
porque la ignorancia es muerte,
porque la cultura es vida.

Pueblo que ama la belleza
es pueblo con ideales,
con instinto de nobleza,
con jugos sentimentales;

pueblo con orientaciones,
pueblo con ricos alientos,
pueblo donde hay corazones
y donde hay entendimientos;

pueblo que el alma conquista;
de quien la suya interpreta;
pueblo que es también artista,
¡pueblo que es también poeta!

***

Ese es el Guijo, señores;
pueblo que el pan conquistando
va entre ríos de sudores
trabajando, trabajando;

pueblo que brega y se afana
con esfuerzos singulares
para que el pan de mañana
no falte de sus hogares;

y holgando alegre este día
después de la brega dura,
celebra con alegría
una fiesta que es cultura;

fiesta que me ha dedicado
el celoso Ayuntamiento
para quien tengo guardado
profundo agradecimiento.

Una fiesta que es más bella
porque en ella no hay pasiones,
ni hay ruines miras en ella,
ni luchas, ni divisiones.

Veros hoy aquí reunidos
me causa el mayor placer.
¡Siempre en paz y siempre unidos
os quisiera a todos ver!

¡Odiad esas luchas ruines
y esos empeños mezquinos
que llevan a malos fines
por detestables caminos!

¡Odiad esas divisiones
que a los pueblos desbaratan
porque encienden las pasiones
y toda obra buena matan!

Seguid mi honrado consejo,
porque pueblos divididos
dice un adagio muy viejo
que serán pueblos perdidos.

La guerra abate y quebranta,
la paz eleva e ilumina.
¡Todo la paz lo levanta!
¡Todo la guerra lo arruina!

Odiad a todo enemigo
de la paz y de la unión,
porque la guerra es castigo,
principio de perdición.

Lejos de Guijo, muy lejos,
un mal enemigo habita
que da perversos consejos
cuando los pueblos visita.

Nunca semilla bendita
viene su mano sembrando;
torpe cizaña maldita
suele venir derramando.

¿Extrañaréis si no digo
por vuestro bien o interés
el nombre de ese enemigo?
¡Pues la "Política" es!

La política de ahora,
que al bien ajeno no aspira;
la política traidora,
que es una inmensa mentira.

Viene promesas haciendo
que nunca piensa cumplir;
favores viene pidiendo,
mentiras viene a decir.

Y cuando triunfa y se aleja
para hundirse en la ciudad
la guerra en los pueblos deja,
y ella se lleva la paz.

Que venga, sí, cuando quiera,
servidla como queráis;
pero por una embustera
jamás vuestra unión rompáis,

porque pueblos bien unidos
son pueblos bien gobernados,
pueblos al bien dirigidos,
pueblos bien administrados;

y está en la paz la riqueza,
y está la fuerza en la unión
y en la guerra la pobreza,
la ruina y la perdición.

***

Siempre hacia el Guijo he sentido
amor de alma agradecida;
mis hijos aquí han nacido,
y aquí vivo yo mi vida.

Y no habéis imaginado
lo mucho que os agradezco
que todos me habéis tratado
tal vez mejor que merezco.

Yo he procurado también
vivir con todos leal,
siempre aconsejando el bien,
siempre detestando el mal;

y si en mi mano estuviera,
sabed que yo no dejara
discordia que no rompiera
ni rencor que no acabara.

Por eso orgulloso creo
que digo verdad si digo
que entre vosotros no veo
nadie que sea mi enemigo.

Siempre el Guijo me ha inspirado
sincera y gran simpatía;
pero sabed que ha aumentado
notablemente este día.

El Guijo tiene otro hijo
desde este grato momento:
¡Yo soy el hijo que al Guijo
le da vuestro Ayuntamiento!

¿Me recibís desde hoy
por vuestro adoptivo hermano?
Pues bien: ya sabéis que soy
desde ahora vuestro paisano.

¡Gracias al Ayuntamiento!
¡Gracias al pueblo de Guijo!
No hay en mí merecimiento
para adoptarme por hijo;

mas esta Corporación
lo manda, así, y obedezco;
acepto la distinción,
mas sé que no la merezco.

Yo no soy más que un poeta
que vuestros hondos sentires
enamorado interpreta
con vuestros propios decires.

Yo no hago más que cantares
que pintan vuestros amores,
la paz de vuestros hogares,
la hiel de vuestros dolores.

Canto ese cielo divino
donde con Dios viviremos
si de la vida el camino
con honradez recorremos.

Canto esos campos en calma,
donde el Señor ha vertido
soledades para el alma,
deleites para el sentido;

campos de donde han tomado
dulzuras mi canturías;
campos que han dulcificado
mis tristes melancolías;

campos que han sido testigos
de mis dolores secretos;
campos que son mis amigos
más leales y discretos;

campos de donde esperamos
el pan que nos alimente;
campos que todos regamos
con sudor de nuestra frente;

campos donde, agradecido,
debe todo hombre exclamar:
¡Bendito el Dios que ha podido
tantas grandezas crear!

Eso entre vosotros vi
y eso en mis versos canté.
¡Qué sepan lejos de aquí
lo que en el Guijo encontré!

Seguid vosotros marchando
del bien por las anchas huellas,
que yo seguiré cantando
vuestras virtudes más bellas.

Yo haré que lejos, muy lejos,
todos seáis admirados;
pero seguid mis consejos,
que son consejos honrados.

Vosotros, graves varones,
que jefes sois de un hogar,
mirad que vuestras acciones
los hijos han de imitar.

Mirad que el jefe que mande
entero al cargo se ofrece,
y tiene un deber más grande
que el súbdito que obedece.

Y rey que ha de gobernar,
si respetando ha de ser,
debe a los suyos guiar
por la senda del deber.

Se debe al hijo querido
algo que el alma alimenta,
algo que es más que el vestido
y el pan que al cuerpo sustenta.

Hijo sin Dios educado
no es hijo respetuoso,
ni puede ser hombre honrado,
padre amante y buen esposo.

Hijo que no ha recibido
cultura de racional
es un salvaje vestido
con traje de hombre social.

Primero es niño insolente,
groseramente procaz,
dañino y desobediente,
desvergonzado y audaz.

Más tarde será un mozuelo
de esos sin Dios y sin padre,
de esos que escupen al cielo
y escupirán a su madre.

Y, luego, un mozo perdido,
provocativo y vicioso,
con un corazón podrido
y un cerebro tenebroso.

Los hijos que ahora criáis
no son esos, a fe mía,
pero si no vigiláis
ya los serán algún día.

Vosotras, fieles y honradas
esposas de alma ejemplar,
las que vivís consagradas
al gobierno del hogar;

las que al esposo adoráis,
las que mitigáis sus penas;
las que a llevar le ayudáis
la carga de sus faenas;

las que en sus horas sombrías
sois su consuelo mejor;
las que de sus alegrías
sois la alegría mayor;

las que si enfermo le veis,
junto a su lecho veláis,
y el sueño por él perdéis
y al cielo por él rogáis,

y al ver su salud perdida
sois, con afán generoso,
capaces de dar la vida
por la salud del esposo...

Vosotras, que compañeras
sois suyas tan diligentes,
sed también sus consejeras
benévolas y prudentes.

Dadle con vuestros amores
luz que le sirva de guía,
y perdonad sus errores
si alguna vez se extravía.

Dejad que gobierne y mande,
porque él es rey del hogar,
y fuera un pecado grande
derecho tal usurpar...

Dadle consejos de amiga
con amoroso decir,
pues lo que amor no consiga,
¿quién lo podrá conseguir?

La paz en casa sembrad,
y reine en ella ese nombre,
porque una casa sin paz
es el infierno del hombre.

Brindadle paz al esposo;
sed su perenne consuelo,
y ese infierno tenebroso
convertiréis en un cielo.


***


Vosotras, madres del Guijo,
fuente de oscuras hazañas,
las que tuvisteis un hijo
dentro de vuestras entrañas;

las que supisteis cuidarlo
entre desvelos y penas;
las que supisteis criarlo
con sangre de vuestras venas;

las que debéis siempre ser
el ángel de vuestro hogar;
las que enseñáis a crecer;
las que enseñáis a rezar;

las que vivís suspirando
con afanes infinitos,
noche y día trajinando
por el pan de los hijitos,

y con semblante risueño
su mitad les entregáis,
y si el pedazo es pequeño
también el vuestro le dais;

vosotras, madres amantes,
fuentes de amores benditos,
¡vivid siempre vigilantes
por el bien de los hijitos!

Quien tanto los sabe amar,
¿ha de tener corazón
para dejarlos marchar
por sendas de perdición?

Prendas que son tan queridas
y cuestan mil sacrificios,
¿quién querrá verlas hundidas
en el fangal de los vicios?

¿de qué servirá criarlos
con cariño maternal,
si logra el vicio arrojarlos
a los abismos del mal?

¡Ay de la madre que olvida
lo que Dios le ha confiado!
¡Ay la que trae a la vida
un blasfemo o un malvado!

Porque si esa madre ha sido
culpable de tanto mal,
de Dios le caerá en su oído
esta sentencia fatal:

"¡No fuiste mujer bendita
que al mundo dio un hijo bueno;
fuiste víbora maldita
que al mundo diste veneno!"

Madres amantes del Guijo,
madres celosas y buenas,
las que dieráis por un hijo
la sangre de vuestras venas;

las que lucháis por criarlos
como azucenas lozanas,
¡no os olvidéis de educarlos
con enseñanzas cristianas!

En nombre del Poderoso
que quiso el mundo crear
y de un soplo portentoso
pudiera el mundo arrasar;

en nombre del Dios clemente,
del padre de los mortales
cuya mano providente
derrama el bien a raudales;

en nombre del que amoroso
salud y pan nos envía
y desde ese cielo hermoso
nos manda la luz del día;

en nombre del que las plantas
hace en los campos crecer
y en ellos bellezas tantas
pródigo sabe verter;

en nombre del Dios eterno,
del que del Cielo es la llave,
del que arroja en el infierno
lo que en el Cielo no cabe...,

yo os pido, madres cristianas,
que no entreguéis los hijitos
a libertades insanas,
fuentes de vicios malditos.

Yo os pido, madres amantes,
que a los hijos protejáis,
que siempre estéis vigilantes,
porque si en ellos fiáis,

en los abismos abiertos
del mal los veréis caídos,
y es menos mal verlos muertos
que conocerlos perdidos.

No me digáis que ninguna
verlos perdidos quisiera,
pues sé que no hay madre alguna
que tenga entrañas de fiera;

pero alguna puede haber
que no se pare a pensar
que hay un modo de querer
que es un modo de matar.

Cariños mal entendidos
y locamente otorgados
hacen más hombres perdidos
que hombres juiciosos y honrados.

No quiere bien quien halaga
pasiones que en otro viere;
¡el que mayor bien nos haga
aquel es quién más nos quiere!

Y siendo un bien singular
la educación que nos den,
querer bien es educar,
porque es hacernos gran bien.

Sólido bien verdadero,
que al hijo que lo comprenda
le valdrá más que el dinero,
le valdrá más que la hacienda.

Honradas madres del Guijo:
si amáis al pueblo también,
no le deis un solo hijo
que no sea hombre de bien.

Vivid, vivid educando;
vivid, vivid reprendiendo;
noche y día vigilando,
noche y día corrigiendo.

Poned el alma en la empresa
de dar buena educación,
que precisamente es esa
vuestra principal misión.

¿Reglas queréis y lecciones
para este fin conseguir?
Pues solo en cuatro renglones
se pueden todas reunir:

"El hijo en casa ha de ver
ejemplos de bien obrar,
ejemplos de bien hacer,
ejemplos de bien hablar."

Y basta, cristianas madres,
porque bien debéis saber
que lo que fueron los padres
los hijos luego han de ser.

Y si bien los educáis
mañana os respetarán,
y si pan necesitáis,
pan y cariño os darán.

***

Doncellitas guijarreñas:
dijo verdad el que dijo
que sois sanas y risueñas
como los campos del Guijo.

Sus rosas os dan colores,
aroma os dan sus violetas,
sus mozos os dan amores
y os dan versos sus poetas.

Sois la luz y la alegría
de vuestros limpios hogares;
la gala y la poesía
de las fiestas populares;

sois la mayor hermosura
que nuestros ojos recrea;
sois la gentil donosura
que nuestro pueblo hermosea.

Gloria de vuestros paisanos,
orgullo de vuestros padres,
honor de vuestros hermanos,
cariño de vuestras madres.

Del rudo trabajo amigas,
a él os entregáis sin quejas,
hacendosas como hormigas,
laboriosas como abejas;

sois las palomas torcaces
que en los montes guijarreños
arrullan nuestros solaces
con arrullos halagüeños.

Sois juventud y alegría,
sois vida fresca y lozana,
sois amor, sois bizarría,
¡sois la mujer del mañana!

Tenéis toda la belleza,
todo el gracioso buen ver
que pueda Naturaleza
dar a un cuerpo de mujer;

mas esa gran hermosura
no es vuestra prenda mejor:
hay otra más alta y pura,
hay otra de más valor.

¿Conocéis esa lozana
flor de exquisita bondad?
Pues es la virtud cristiana
que se llama "honestidad".

¿Veis una rosa muy bella,
pero con muy mal olor?
Pues eso es una doncella
sin la virtud del pudor.

El pudor es el aroma
del alma de la mujer;
con él es una paloma;
pero sin él, ¿qué ha de ser?

Un aborto abominable
que inspira pena y horror;
una mujer despreciable
para todo hombre de honor.

Carne que el vicio ha comprado,
alma al demonio vendida,
un trapo roto y manchado
que se pisa y que se olvida.

Simpáticas guijarreñas:
se dijo verdad quien dijo
que sois sanas y risueñas
como los campos del Guijo,

yo, que sé quereros bien,
quiero que diga verdad
quien diga que sois también
modelos de honestidad.

Porque una linda doncella
sin la virtud del pudor
es una rosa muy bella,
pero que no tiene olor.

***

Vosotros, mozos briosos
de este apacible lugar,
los que en él vivís dichosos,
sin penas que lamentar:

sois la savia de la vida
del pueblo que cuna os dio;
sois la mano encallecida
que en huerto el erial trocó:

sois la mano que trabaja,
la que planta y la que riega,
la que poda y la que taja,
la que siembra y la que siega,

la que esparce y amontona,
la que roza y la senara,
la que limpia y la que abona,
la que cava y la que ara...

Sois los brazos vigorosos
de vuestros padres queridos,
que, ya viejos y achacosos,
van sintiéndose rendidos;

sois fuerza que está creando;
sois vida que está latiendo;
sois dicha que va cantando
y amor que viene riendo;

sois la raza fuerte y sana
que viene al nuevo vivir;
sois los hombres del mañana,
sois de Guijo el porvenir.

Juventud que vas trepando
por la cuesta de la vida
y contenta vas mirando
que es hermosa la subida:

si por ella tú supieras
caminar con alma honrada,
de seguro que tuvieras
menos triste la bajada.

Bizarros mozos del Guijo,
que de honradez sois dechado,
a vosotros me dirijo
con este consejo honrado:

Jamás deshonréis las canas
de vuestros padres queridos
con ruines obras villanas
de corazones podridos.

Jamás amarguéis los días
postreros de su existencia
con infames rebeldías
de hijos sin Dios ni conciencia.

Jamás les deis el suplicio
de veros encenagados
en los abismos del vicio,
que son mansión de malvados.

¡Sed honrados, porque el Cielo
premia el honrado vivir!
¡Haced un pueblo modelo
del Guijo del porvenir!

***

Vosotros, los que ejercéis
la misión de gobernarnos,
los que adelante debéis
por buen camino llevamos,

los que del orden cuidáis
con desvelos paternales
y fielmente administráis
los intereses locales,

sabed que de Dios emana
toda humana autoridad,
y el hombre que la profana,
profana la santidad.

Sabéis, honrados varones,
¡cuán estrechas, cuán sagradas
son esas obligaciones
que os tienen encomendadas!

Cumplidlas honradamente
con probidad ejemplar,
pues ello ha de ser la fuente
del público bienestar.

Gozan los pueblos honrados
riqueza y prosperidades
si están bien administrados
por buenas autoridades.

Conducidnos por orientes
de progreso y de cultura,
que son las mejores fuentes
de toda dicha futura.

Pueblos que sin tales frenos
corren por otros caminos
son tribus de sarracenos,
son manadas de beduinos.

Y eterno borrón cayera
sobre vosotros mañana
si vuestro gobierno hiciera
del Guijo tribu africana.

Y a vosotros, ciudadanos,
que con honor y pericia
tenéis hoy en vuestras manos
la vara de la justicia,

también os quiero invocar,
también os quiero pedir
que antes de prevaricar,
sepáis con honra morir.

Caed como una centella
sobre la humana malicia
si torcer quiere hacia ella
la vara de la Justicia.

Y al que la pide y la tiene,
dádsela sin vacilar,
aunque un puñal os ordene
tales derechos robar.

Públicamente os lo digo
para de ejemplo servir,
y un pueblo entero es testigo
de lo que voy a decir:

Si a este sitio la malicia
me acerca una sola vez
y os propongo una injusticia,
tentando vuestra honradez,

que lo hagáis público quiero
para que el pueblo del Guijo
me llame mal caballero,
indigno de ser su hijo.


***


Vecinos de este lugar:
si en algo hablando ofendí,
bien me podéis perdonar,
porque ofender no creí.

Hablé con alma sincera
y quise un consejo daros
por si esta es la vez postrera
que en público vuelvo a hablaros.

Hablé porque al Guijo quiero
y al bien aspiro del Guijo,
pues no soy un forastero,
sino que ya soy su hijo,

y quiero vivir en él
y su gloria procurar
como un hijo honrado y fiel
que quiere a su padre honrar.

Yo soy de todos, vecinos;
cuente conmigo cualquiera
cuando por buenos caminos
que yo le acompañe quiera.

Son para mí, sin resabios,
iguales grandes y chicos,
iguales rudos y sabios,
iguales pobres y ricos.

Y aunque a todos por igual
doy confianza y amor,
el más honrado y leal
siempre es mi amigo mejor.

Vivamos todos unidos
por lazos de afectos sanos.
¡Los pueblos están perdidos
si no son grupos de hermanos!

Se vive en buena hermandad
cumpliendo esta condición:
tenga el rico caridad
y el pobre resignación.

A todos juntos suplico
que cada cual así obre:
el pobre que ayude al rico,
y el rico que ampare al pobre.

Así ha de darnos el Cielo
salud y bienes sobrados,
y el Guijo será modelo
de pueblos cultos y honrados.

Si el bien del pueblo anheláis,
dadle paz, honra y honores,
y en prueba de que lo amáis
decid conmigo, señores:

¡Viva por eternidades
nuestra cristiana fe pura!
¡Vivan las autoridades
amantes de la cultura!

¡Viva la fe en los destinos
de nuestra aldea sencilla!
¡Vivan todos los vecinos
del Guijo de Granadilla!

 

 

 

*Versos leídos por su autor ante el pueblo de Guijo de Granadilla, al recibir el honroso título de hijo adoptivo del mismo (13 de abril de 1903)

 


 

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