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Pasó
el dolor *
(Inédita)
Pasaron ya los
días
de penas y de
lágrimas;
los ojos se enjugaron,
la pena huyó
del alma,
murieron ya los
ecos
de fúnebres
plegarias,
quitaron las coronas,
callaron las campanas...
Los muertos, en
la fosa,
los vivos a su
casa;
a hundirse en
el bullicio
de esta Babel
humana,
donde la vida
es ruido,
comedia rutinaria,
concierto alegre
y frívolo
banquete sin sustancia.
Pasados ya los
días
de penas y de
lágrimas
que en honra de
los muertos
la humanidad consagra,
el ruido de la
vida
de nuevo alegre
estalla.
Parece que en
el mundo
no hay ya penas
ni lágrimas;
parece que la
dicha
cayó sobre
las almas
como calmante
bálsamo
sobre irritadas
llagas.
O el mundo por
los muertos
de veras no lloraba,
o no es verdad
que el mundo
de nuevo alegre
canta
o el mundo es
como el niño
que, sin secar
sus lágrimas,
prorrumpe muchas
veces
en francas carcajadas.
No sé juzgar
al mundo,
ni sé lo
que en él pasa,
ni su constancia
niego,
ni afirmo su constancia,
ni sé si
canta ahora
ni sé si
antes lloraba.
Lo que afirmar
yo puedo
es que en el mundo
hay almas
que como ayer
lloraron,
han de llorar
mañana,
y han de seguir
llorando
hasta agotar sus
lágrimas;
que no es ningún
consuelo
para esas pobres
almas
que no se oigan
los ecos
de fúnebres
plegarias;
que quiten las
coronas,
que callen las
campanas
que quede el Campo-santo
tan solo como
estaba...
¡El que
su amor perdido
ayer triste lloraba,
lo mismo que hoy
lo llorará
mañana!
JOSE MARIA
GABRIEL Y GALÁN
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