EL CATECISMO
La fiesta de la Doctrina
no es una efímera fiesta;
es una hermosa protesta
de la piedad salmantina.
La Salamanca de ahora
infunde en la de mañana
la rica savia cristiana,
del mundo liberadora.
Recíbela en
su conciencia
la Salamanca futura,
que al sol de la fe más pura
toma briosa existencia;
y a la lucha del abismo
con la luz acude armada,
pero no con una espada,
sino con un Catecismo,
con una Ley redentora
que ha de ser el estandarte
que corone el baluarte
de nuestra Fe Salvadora.
¡Ley de Cristo:
tú fecundas,
fortaleces, purificas,
acrisolas, glorificas
y de paz el mundo inundas!
¡Ley de Cristo:
tú ennobleces,
sanas los entendimientos,
sublimas los sentimientos
y la Patria robusteces!
De tu luz divina en
pos
seguro va el que camina,
porque todo se ilumina
con el Código de Dios.
En ti por Cristo nacimos
y a Cristo en ti confesamos.
¡Ley de Cristo: te acatamos!
¡Ley de Cristo: te seguimos!
Nuestro cristiano
nacer
traiga el cristiano vivir;
nuestro cristiano morir
como el vivir ha de ser.
Tal será nuestra
existencia
¡divino Código viejo!:
tu letra, en la inteligencia;
tu sentido, en la conciencia,
y en las obras tu reflejo.
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