SERAFIN Y JOAQUIN ALVAREZ QUINTERO
(1871-1938) (1873-1944)
Los hermanos de oro del teatro español
Biografía
Nacidos en Utrera, en 1871 y 1873 se instalaron en Sevilla, donde vivieron bastante tiempo como empleados de Hacienda, mientras colaboraban en diversas publicaciones como El Diablo Cojuelo, e iniciaron paulatinamente su dedicación exclusiva al teatro. Su debut como autores tuvo lugar en 1888 con Esgrima y amor en el teatro Cervantes de Sevilla. El éxito de la comedia les impulsa a viajar a Madrid, donde, a partir de 1889, estrenan varios sainetes líricos y juguetes cómicos: Gilito (1889), Blancas y negras (1892), La media naranja (1894), La buena sombra (1895), La reja (1897), El traje de luces (1898), El patio (1900). Ambos hermanos colaboraron en todas sus obras dramáticas y fueron miembros de la Real Academia de la Lengua Española. Su primer éxito resonante lo obtuvieron en 1897 con El ojito derecho. A este éxito sucedieron muchos otros más, siendo especialmente recordados El genio alegre (1906), Malvaloca (1912), Puebla de las Mujeres (1912), Las de Caín (1908) y Mariquilla Terremoto (1930). Fallecido Serafín en 1938, prosiguió en solitario su hermano Joaquín firmando en nombre de ambos varios títulos de la inmediata posguerra: La risa va por los barrios, 1940; Olvidadiza, 1942; Ventolera (1944). Del mismo modo, el cine de esos años se llenó de adaptaciones de los Quintero.
Fueron nombrado hijos predilectos de Utrera y Sevilla y adoptivos de Málaga y Zaragoza. Sus obras fueron traducidas a todos los idiomas; se representaron en las más apartadas latitudes y sus autores gozaron de innumerables homenajes.
Obra
Aunque no escribieron únicamente comedias (Fortunato, Nena Teruel, Mundo mundillo..., Los leales, Dios dirá, La calumniada, Don Juan, buena persona, Tambor y cascabel, La boda de Quinita Flores, Pasionera, Concha la Limpia, Los mosquitos, Las de Abel, Así se escribe la historia, El centenario, Doña Clarines, La casa de García, La rima eterna, Cabrita que tira al monte, Los duendes de Sevilla etc.), sainetes (Mañana de sol, 1905), libretos de zarzuela (La reina mora, 1903) y piezas cómicas, sino también dramas (Malvaloca, 1912; Cancionera, 1924), fue en esos géneros en los que fundamentalmente se les recuerda a causa de su gran talento cómico. En total escribieron cerca de doscientos títulos, algunos de ellos premiados, como por ejemplo Los Galeotes, que recibió el premio de la Real Academia a la mejor comedia del año. Muchas de sus piezas son de naturaleza costumbrista, describiendo el modo de ser de sus nativas tierras andaluzas, pero dejando al margen la visión sombría y miserable de las lacras sociales; su Andalucía es la de la luz y la del colorido; su ideología es tradicionalista. El lenguaje de sus piezas es un castellano depurado y elegante pasado por el tamiz fónico del dialecto andaluz; sus chistes son finos y de buen gusto, sin llegar nunca a la chabacanería; con ello estilizaron e idealizaron el género chico; abunda la gracia y la sal y hay una genuina vis cómica. Son maestros en el diálogo, que es siempre vivaz y gracioso. Dramáticamente no aportan ninguna novedad sustancial técnica ni estructuralmente, pero depuraron el andalucismo de la misma forma que hizo Carlos Arniches con el madrileñismo. Sin embargo nunca pasaron más allá en su crítica social, que se detiene en el ternurismo y en lo melodramático; se trata en suma de comedias burguesas que ofrecen una visión idealizada y amable de Andalucía que no inquiete al espectador medio; la alegría de vivir acalla cualquier atisbo de conflicto dramático. Es esta alegría de vivir la que salvó el teatro de los hermanos Quintero de implacables críticos como Ramón Pérez de Ayala, Azorín o Luis Cernuda.
Sus Obras completas se editaron en Madrid: Fernando Fe y Espasa-Calpe, 1918-1947, en cuarenta y dos volúmenes.
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