Premio
Punto de
Excelencia

 

"SECUESTRO"

TERE MARICHAL


óleo de Montse Valdes

SECUESTRO

DE TERE MARICHAL NOV.2004

 

Una mujer en una esquina de algún cuarto. Hay una cama y en la cama un cuerpo acostado que no se ve. Esta cubierto con una manta. Cerca de la mujer una maleta.

Una silla al lado de la cama. Una mesita al lado de la cama, sobre esta la figura de una virgen. Un rosario al lado de la figura.

 

Persefone:

Una vez más el tiempo se sienta cómodamente en su iceberg solitario. Da la impresión de que nunca amanecerá y que la noche se ha tragado la luz para siempre de un solo bocado, sin embargo la luna roja me dice que el tiempo hará una pausa prolongada para que pueda remendar de alguna manera, las palabras que una vez nunca dije, esas que fueron ahogadas por la fuerte sacudida del miedo y volverlas mantel que arropen esta mesa larga sin final que se llama presente. Quiero unirlas como raíces muy juntitas. Esas palabras que nunca pudieron crecer porque carecían de hueso, hoy están jugosas y acarician mis labios humedeciéndolos con ese liquido tan preciado por el que ya he pagado con mi carne. Esas que solo fueron una breve respiración que paso desapercibida ahora son huracán torrencial que llega como ángel justiciero.

 

He dado un largo viaje pero el cansancio no habita en mí. Siempre he tenido que realizar largos trayectos desde la más temible oscuridad para poder encontrar las huellas y pistas que me condujeran hacia el camino de la luz tenue que calma la ansiedad. Poseo altas dosis de paciencia guardadas en mis bolsillos, repletos también, de papelitos escritos con recuerdos. He esperado muchas lunas, una más no hará ninguna diferencia. Ha llegado la época de la cosecha y todos se preparan para recoger la siembra. Es en la espera cotidiana donde vamos atando nuestros nudos secretos y aprendemos a contar con calma. Es la época en que la tierra nos abraza para darnos que comer y sentimos esa bendición que se parece a ese beso en la frente que nos llena de ternura. Ese beso que es como una santa protección.

 

( Se acerca un poco a la cama )

 

Dicen que esta mejorando y que pronto lo darán de alta, pero yo espero que muera pronto, porque para eso he venido, para verlo morir viviendo. Se ve tan indefenso que podría colocarle una almohada en la cara y de esa forma impediría que pudiera seguir respirando. Sería tan sencillo. Le he dicho a todos que hoy lo cuidaré y me ocuparé de el como si estuviera secuestrado.

 

Se lo que es un secuestro. Viví  el peor de los secuestros. Ese que se experimenta en tu cuarto, en tu propia cama. Ese que te hace sentir como un pedacito de papel roto en mil formas y está tan descuartizado que no puedes, por más que lo intentes, volverlo a unir.

 

Si, lo conozco muy bien. Ese por el que no se pide una suma de dinero. Ahí tú pagas con carne lo que eres o lo que vales. En ese secuestro todos callan y el silencio se vuelve una baba pegajosa que no te puedes sacar del cuerpo por más que te bañes.

 

El secuestrador, dice que te quiere o no te dice nada porque le perteneces y si le perteneces no hay razón alguna para rendir cuentas. Puede decir lo que quiera, da igual. Puedes ser tu o tu hermana de cinco. Puede usar las palabras para amenazarte o hacerte sentir que eres una basura exquisita. El secuestrador es un gran manipulador. Es dueño del tiempo y de la culpa.

 

Al principio callas y solo te quejas y lloras porque no entiendes, pero luego, con el pasar de los años comienzas a atreverte a decir algo: un por favor no quiero, no mas, déjame quieta. ¿Cuantas veces te tienen que romper en pedazos antes de satisfacer sus deseos? ¿Cuántas lunas rojas hay que contar antes de poder salir nadando hacia la orilla? ¿Cuántos amaneceres hay que esperar para poder ducharte y rascarte la piel porque crees que así podrás borrar lo que se te pegó en cada poro? ¡Díganme! ¡Contéstenme! ¡Quiero una respuesta inmediata!

 

Ser buenita es la meta. Buenita como la mantequilla, como la fresa jugosa, como el agua de manantial que compras porque crees que es agua pura. Seguirle los pasos a la Virgen Santísima y ser más pura que la clara de un huevo, que el detergente más agresivo. Ser limpia, decente, silenciosa y tener carne mojada porque el secuestrador necesita saciar su hambre. No importa la edad, no importa el lugar ni quien eres, el hambre que tiene la fiera tiene que ser saciada, pero no mas. No. Llega un día en que todo lo ves de otra forma.  Ese es el día en que llega la cólera abrazada a  la rabia y te ponen a bailar, entonces sales de esa cueva profunda y necesitas aprender a respirar nuevamente, como si nunca antes lo hubieras hecho.

 

Dime tú que has entrado en mi mirada y encuentras un espejo en ella. Tu misma, porque se que te tocaron como lo hicieron conmigo y ahora te callas la boca porque es mejor callarse para no buscarse problemas o es mejor olvidar porque para que darle vida a algo que paso hace tanto tiempo. Si, esa es la respuesta de siempre. Cállate, olvídate, esconde. Mientras se te va pudriendo el alma. El recuerdo aparece y desaparece y aparece de momento y comienzas a respirar con fuerza y quieres pegar o gritar a quien sea que mas da, si da lo mismo, de alguna forma te tienes que sacar esa rabia que esta envuelta en tristeza porque, ¡acéptalo!, no hubo justicia, ni respeto. No hubo cariño en ese abrazo que casi te rompe las costillas. Esos malditos recuerdos nunca te dejan en paz, son hormigas que habitan contigo y cuando comienza la picazón, solo piensas en bañarte y dejas que la ducha se lleve el llanto para que nadie sepa y nadie vea mas de lo que tú permites.  Usarte fue algo tan sencillo. Usar, esa es la palabra. Te usan y te dejan de usar y te usan una y otra vez y te dejan de usar y comienzas a temer por tu hermana mas pequeña porque sabes que a ella también la piensan usar como te usaron a ti y usaron a tu madre y a tu prima y ¿a quien le importa si usar a una mujer es algo tan cotidiano?

 

No es así abuelito ¿no es así papi querido? No es así tío del alma que sabes aprovecharte del más mínimo instante y penetras como maleante sin permiso en el terreno prohibido. ¿Que te pasa abuelito?, ¿se te detuvo el corazón? ¿Te subió el azúcar? ¿Te dio un derrame?

¿O es que  no quieres levantar tu cabeza y mirarme a los ojos porque tú fuiste quien secuestro a todas sus hijas y nietas? Si, esa nieta de siete años a quien le secuestraste la sonrisa. Ahora quieres que todos te tengan pena, mira si eres maldito. Quieres que todas tus mujeres bendigan tu cama y sanen tus heridas. Que limpien tus suciedades solo porque ya estas viejo y enfermo.

 

Pronto tendrás que abrir  bien los ojos porque soy el ángel exterminador que desea sacar el veneno que lleva corriendo por sus venas y esparcirlo como lluvia sobre los campos y ciudades. Vengo cargada con semillas poderosas y en esta tierra árida y estéril voy a plantarlas para que den frutos poderosos en invencibles. Una vez miraste mi cuerpo desnudo, lo recuerdo muy bien. Tu mirada sarnosa vomitaba rayos destructivos que arremetían con furia y quebraban mi piel de seda.

 

Se acerca a la cama

 

Quisiera degollarte sin piedad. Escondería tu osamenta para que no pudieran darte un entierro digno. Esparciría los pedazos de tu cuerpo en el desierto y te convertirías en carroña. Eso es lo que te mereces maldito. Por eso estas ahí, postrado como una roca sin vida. Te pudrirás lentamente en vida y tu conciencia te azotará como si fueras un esclavo sin patria y sin nombre.  

 

Nunca le dije a nadie lo que sucedía. Yo soy aquella, la que se quedó sin mirada, la que nunca más emitió palabra alguna. La que se escondió detrás del silencio de polvo para poder sobrevivir, pero ahora soy látigo de siete cabezas desparramando frente al mundo esta historia escondida de ese secuestro donde nunca nadie pagó ninguna suma de dinero y del que nadie se percató.

 

Si hubiera sido un secuestro político, toda la prensa se hubiera puesto de pie. La victima seguiría siendo la victima y el secuestrador el maleante, pero en mi secuestro nadie hizo nada. Estos secuestros que se encubren no son creíbles. Nadie puede pensar que pueda existir un monstruo tan terrible que tenga secuestrada a su propia hija y la viole diariamente sin compasión. Cuando esto sucede el secuestrador se convierte en la victima y la mujer seguramente hizo algo para merecerse tal castigo. Es una puta, dirán. Ese hombre va a misa y es un buen ciudadano y mírenla exhibiendo sus tetas, su abdomen...esa carne que lo único que hace es excitar a los hombres. Es una desalmada...una cualquiera. ¡Zorra!

 

¡Maldita sociedad! Este es un mundo de estiércol y miseria donde las mujeres somos vistas como pedazos de carne mojada. ¿Y que si tengo rabia? Ninguno de ustedes va a venir a pasarme la mano y a decirme que lo sienten, porque entienden que eso no fue un secuestro. Pues lo fue. Me amarraron con una cadena finita de hierro candente, secuestraron mi deseo de vivir, mi fortaleza. Devuélveme la sonrisa, es mía por derecho propio y tú me la arrancaste como si fuera una hoja de algún calendario viejo, ¿no es así querido abuelito?

 

Ya no me creo el cuento de respetar a los mayores. Ese maldito cuento inventado para controlar y manipular. Si, claro respeta a los mayores cuando te toquen, cuando te pasen la lengua, cuando te den una golpiza, cuando te den una bofetada porque seguramente eres una insolente, cuando te arranquen la vida y te violen como si fueras un pedazo de colchón que solo sirve para dar placer. Respeta a los mayores cuando te mientan o te hagan sentir culpable por algo que no has hecho. Conmigo no más cuentos ni excusas históricas. No mas respeto a estos mayores de decadencia continua que arrasaron con los cultivos y llenaron las habitaciones de sombras y silencios.

 

¿Dónde esta esa familia protectora? Esa familia que debe ejercer una función protectora ¿Dónde? ¿Dónde el afecto y el respeto? ¿Dónde? ¿Qué te pasa abuelito de mierda? ¿Pretendes que te tengan pena y se apiaden de tu alma, ya bendecida por algún sacerdote que cree que puedes entrar a ese cielo de hostias y rezos armoniosos? El te habrá dado ese perdón que tanto anhelas. Un perdón que te da un hombre que sirve a un dios hombre. ¿Pero quien le otorgó el permiso de perdonar a un cerdo como este? ¿ Quien? ¿Con que derecho perdonan a estos monstruos que rompen sin piedad el cuerpo de tantas niñas?

¿Como es posible que ese perdón sea real? ¿Cómo es posible que nos hablen de un perdón divino, cuando acá en la tierra arrancaron de raíz las semillas y las plantas se fueron pudriendo y secando? Nunca aceptaré ese perdón de sotana y crucifijo ¡Nunca! El podrá creer en ese perdón celestial que no tiene límites, pero acá en la tierra el perdón tiene su precio y el nunca podrá pagarlo.

 

Tú fuiste uno de los que desato la violenta tormenta sobre esos cuerpos que hoy intentan reponerse y enderezarse para poder respirar algo de aire. Tu, insolente macho de genes putrefactos, apiádate de ti porque no mereces que alguien encienda una vela en tu nombre. Te deberían arrancar las pestañas para que nunca más puedas volver a dormir y tu vida termine siendo una maldita pesadilla repleta de cuerpos destrozados rodando como bolas de fuego sobre tu cuerpo.

 

Noche tras noche. Día tras día y nadie hizo nada. ¡La hinchazón dolía tanto que a veces no podía caminar maldito! Ojalá se pudra tu alma con tu cuerpo y te vayan reventando todos tus órganos lentamente como una explosión interna que te ahogara en ese rojo que tantas veces yo me tuve que limpiar.

 

Ya está bien de ser victimas inútiles que no pueden gritar con rabia, que no pueden detener la ola rojiza que se sigue levantando como manta maloliente y que arrasa con las voces y risas de nuestras niñas.

 

Hablo de mi secuestro porque es el mismo que el de las que  deambulan como vagabundas sobre sus recuerdos repletos de cenizas y humo. Somos un ejército innumerable de secuestradas silenciosas que exigen justicia.

 

Este cuerpo inerte que yace en esta cama de blancura enfermiza fue mi secuestrador durante toda mi infancia y ahora se supone que yo lo cuide porque soy una nieta gentil y amable. ¿Qué se supone que se suponga? ¿Qué se supone que una haga? ¿Seguir siendo sumisa? ¿Proteger al secuestrador porque es un viejo inútil que ya está enfermo? Vamos, ya esta bien de querer ser mas buenas que el invento celestial, ya está bien de respetar lo que una vez se debió de haber pisoteado. No más patriarcas sobre mi cuerpo de erizo y arena. No mas abuso, ni engaño ni noches de terror.

 

Antes, hace tiempo, me decía  que tenía que aprender a perdonar, que la familia tenía que estar unida. Escuché decir que los hombres tienen que saciar sus necesidades, que el amor puede ser así, que la mujer es seductora y el hombre es débil ante la carne. Todo resultó ser una gran mentira de hielo picado...Otra excusa mas.

 

He venido a cobrar cuentas. A cobrar ese precio que nunca se pagó por mi vida. Vengo a cobrar el rescate, maldito secuestrador.

 

Este crimen cometido contra mi persona, este secuestro no tiene grandes repercusiones para la sociedad. Aquí no se enjuicia a nadie. La familia mantiene este maldito silencio de boca cerrada con candados invisibles y shhhhh, silencio, cállate la boca, no digas nada maldita, para algo servimos las mujeres. Para algo más que parir hijos y hacer la comida, fregar los platos y los suelos y adornarnos como muñecas de fantasía para que un tipazo nos halague. No más silencio. No más miedo de noches rojas llenas de cuerpos pesados que no te pertenecen.

 

Sometimiento, humillación, heridas, golpes y ese ardor que no debería ser, esa fue mi herencia. Ese maldito ardor y esa hinchazón que no te deja dormir y cuando te sientas en la escuela te mueves de un lado hacia otro y las maestras dicen que eres inquieta...es que no ves que han abusado de mi cuerpo y la hinchazón ya no me deja vivir. Sangras continuamente porque eres una Casandra violada. Mira como te cobran la vida, con tu propia carne.

 

He visto demasiado. Grito de rabia porque vi como aquella niña perdía para siempre la posibilidad de ser madre. Grito porque vi su cuerpecito destrozado, abierto como amapola Hemos mantenido tanto silencio. Hemos permitido tanto. Hemos sido secuestradas por generaciones y esa familia protectora ha permitido que pasemos al sótano del olvido donde te atormentan y te torturan sin piedad. Hemos permitido ser el objeto sexual mas codiciado y pensamos que ser sensuales es tener un don lleno de bendiciones. ¿Cuanta publicidad y novelas importantes han endiosificado nuestra sensualidad tantas veces pisoteada y secuestrada?

 

Dime tú, si alguna vez quisiste llorar de rabia y no podías. No te salían las palabras porque sentías que cuando querías sacarlas ellas se tragaban unas a otras y solo había silencio tragando silencio. Lo intentabas, pero nada era posible. Sabias lo que realmente estaba pasando, pero eras solo una niña de siete o de ocho, una niña respirando terror y aguantando el dolor.

 

Te maldigo, abuelito. Se supone que las mujeres no aprendamos a maldecir, hasta eso nos han arrancado. Nuestra voz debe pronunciar rezos fervorosos y palabras de consuelo. Mentira tras mentira. Pero conmigo ya no se supone nada. He cortado de raíz todo lo que una vez aprendí de memoria. No más suposiciones. No más silencio. Quiero un látigo de siete colas y exijo justicia. Es que tenemos que volver a empezar. Tenemos que recordar y escudriñar en nuestros sueños y entender que no fue una pesadilla, que fue un maldito secuestro del cual no queremos hablar.

 

El se recupera rápidamente y  vine a asegurarme de que me vea bien antes de marcharse de este hospital. Que vea mi mirada hostil y llena de asco. Que no pueda tener paz de hoy en adelante. Para mi, su muerte es una liberación, una gran celebración y la deseo con todas mis fuerzas. Sería uno menos. Un secuestrador menos en este mundo de posesiones donde nuestra carne se usa y de desecha como moneda sin valor. En este mundo donde aprendemos a vestirnos con silencio y vamos cerrando con candados muchas puertas, unas detrás de otras.

 

Yo fui la niña secuestrada, la que abandonaron sin papeles en un rincón de su cuarto. Soy la que aprendió a respirar debajo de aquel cuerpo tan pesado.  La que soñó con la venganza y la muerte. Soy esa, la que una vez perdió la mirada dentro de un saco de humo. La que conoció el dolor y siempre tenia las sabanas manchadas con sangre. Soy esa la que una vez quiso que alguien se la llevara lejos o que la rescatara de alguna manera victoriosa, con sables y caballos con alas. Soy la que aprendió a ponerse de pie sin temor. Ya no voy a jugar más el papel de victima. No siento lastima por el maldito. No siento lastima por ningún hombre que conoce el arte de descuartizar.

 

El abuelito querido. El pobre viejecito que parece un ángel sin alas. El abuelito que todos han cuidado. El patriarca de la familia. El vigilante, el gran orador, el hombre de negocios, el que levantó una familia con el sudor de su frente, el que nunca falto a misa, el que fue elegido hombre del año, el que se retrato con su nieta quinceañera, el que te regalo un auto para que fueras a la universidad, el que organizaba las fiestas familiares, el cariñoso, el leal esposo...ese maldito que violó a sus hijas y nietas yace ahora como un cordero bendito esperando a que llegue la enfermera con la próxima medicina. Yo sin embargo quisiera que llegara la muerte y lo abrazara y le enterrara sus uñas llenas de tierra y se lo llevara para siempre.

 

El perdón no se regala, ya bastante lo hemos regalado sin recibir a cambio una dosis de justicia, de dignidad.

 

Ahora solo espero. Vine desde lejos para acelerarle la muerte. Yo, la mayor de las nietas, la que se fue a vivir lejos y rara vez visita a la familia. Esa rara de la familia que se desprendió de todo como papel volando con el viento. Yo soy la que fue secuestrada una y otra vez. Esa que supo ver fijamente a su madre y entender que el silencio permite que los cómplices sigan viviendo como si no pasara nada. Se comete el crimen y nadie ve nada. Nadie escucha nada en ese remolino que no termina y todos deciden olvidar mientras sus pieles se van llenando de arrugas y manchas que les recuerdan el imperdonable paso del tiempo. Ese tiempo que me regaló la paciencia necesaria para enfrentarme a la verdad.

 

Vamos, todas hemos conocido alguna historia o hemos aprendido a callar nuestras propias historias porque se ve mal, porque no esta bien hablar de eso, porque es mejor que la gente no sepa, porque los vecinos murmuran, porque no sucedió nada, porque te has inventado algo terrible, porque que mas da si todo sigue su curso. Si, que mas da, si eres una mas y esto siempre ha sucedido y quien lo iba a decir, un hombre tan bueno, pero que mas da ahora, déjalo morir en paz, ya no puedes hacer nada.. ¡Mentira! ¡Mírame! ¡Mírate! Somos nosotras dueñas de nuestra propia justicia porque pagamos con nuestra carne la liberación de nuestro secuestro.

 

Pronto lo despertaré, tiene que saber que no será perdonado y que recuerdo perfectamente todo lo que me hizo. Tiene que saber que el yace sin fuerzas y yo me he levantado como muro sólido por donde trepa la enredadera de la vida. Tiene que aprender a mirar de frente y saber que todos conocerán su historia porque he venido a romper este paño de seda con el que han intentado cubrir este secuestro rutinario al que nos sometieron.

 

El querido abuelito, no morirá en paz, eso no se lo permitiré. Quiero ver como se come por dentro y se horroriza con el ángel exterminador que ha venido a visitarlo.  No hay por que tener piedad, esta solo se debe tener para las que fueron sometidas al secuestro. Abuelito vivirá el resto del tiempo que le queda recordando y sabiendo que todos saben lo que hizo. Que sus constantes secuestros han quedado al descubierto porque ya es hora de que se reviente su memoria y entienda que no tendrá el perdón. El adorado abuelito con rosario en mano temblará sin cesar cuando escuche lo que le tengo que decir. Este cerdo que yace aquí postrado se enfrentara a mi justicia.

 

Fui la secuestrada, no lo olvides. Pero nunca más. Ha llegado el momento de cobrar el precio, la muerte hace sus jugadas extrañas y anda por ahí con su cola de huesos y su ancho tambor de piel gastada. Antes de que ella llegue, tengo que hacer justicia. El testigo de los hechos esta presente, también la victima y el acusado. Hoy se hará justicia para las secuestradas.

 

(Se va a cercando a la cama. Toca el cuerpo)

 

Despierta abuelo, soy yo, Perséfone, tu nieta : el ángel exterminador que ha venido a hacer justicia. Despierta...despierta.

 

TERE MARICHAL

 

Copyright ©2006 TERE MARICHAL

 


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